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Jânio Quadros y las Fuerzas Ocultas: el Autogol de Brasil

  • Foto do escritor: Paulo Pereira de Araujo
    Paulo Pereira de Araujo
  • 23 de nov.
  • 3 min de leitura

Jânio Quadros, el recién elegido presidente de la selección brasileña, y su famosa escoba anticorrupción.
Jânio Quadros, el recién elegido presidente de la selección brasileña, y su famosa escoba anticorrupción.

La figura de autoridad moral tropezó con su propia escoba


Jânio Quadros entró al campo de la política brasileña como quien promete cambiar el marcador de todo un campeonato. Electo presidente en 1960, asumió en 1961 exhibiendo la famosa escoba y el traje arrugado, símbolo de su cruzada moralizadora.


Era el nuevo ídolo de la gradería nacional, el jugador que juraba barrer la corrupción, organizar el equipo y devolver la esperanza a una hinchada cansada de tantos empates, remontadas sospechosas y decisiones en los despachos. El país quería creer. Pero, como en muchos partidos decisivos, el césped era más resbaladizo de lo que parecía.


En los primeros meses, el moralista descubrió que gobernar no era como ejecutar un regate de efecto. Las promesas empezaron a convertirse en tropiezos y el técnico que decía estar por encima de la política terminó enredado en sus propios botines.


Regates Arriesgados y la Ilusión de Jugar en Solitario


El gobierno de Jânio Quadros fue una secuencia de pases arriesgados, algunos brillantes y otros completamente desastrosos. Su mayor fallo quizá haya sido intentar jugar como solista en un deporte colectivo. Ignoró al equipo, despreció al banquillo y creyó que solo su “voluntad limpia” bastaría para cambiar el destino del país.


Las jugadas peligrosas no tardaron en aparecer. Entre decretos inusuales, choques con militares, fricciones con empresarios y decisiones desconcertantes, Jânio acumuló adversarios. Su política exterior independiente, que buscaba acercar a Brasil al bloque socialista, despertó tensiones entre conservadores y militares.


Jânio Quadros Condecora a Ernesto Che Guevara


El presidente Jânio Quadros otorga una medalla a Ernesto Che Guevara, lo que disgustó mucho a los militares brasileños.
El presidente Jânio Quadros otorga una medalla a Ernesto Che Guevara, lo que disgustó mucho a los militares brasileños.

Y la jugada más polémica llegó en agosto de 1961: la condecoración de Ernesto Che Guevara. El gesto irritó profundamente a la derecha, inquietó a empresarios, alarmó a los militares y ni siquiera garantizó apoyo automático de la izquierda.

La Renuncia Teatral y las “Fuerzas Terribles y Ocultas”


Cuando el marcador comenzó a girar en su contra, Jânio recurrió al golpe teatral. El 25 de agosto de 1961, renunció alegando estar rodeado de “fuerzas terribles y ocultas”. Imaginó un retorno triunfal. Pero el estadio quedó en silencio. La renuncia de Jânio Quadros se convirtió en un acto de aislamiento, no de grandeza.


Cambio en el equipo: Jânio fuera, Jango dentro


El vacío creó una crisis política que solo se resolvió con la posesión de João Goulart bajo el parlamentarismo. La inestabilidad siguió hasta el golpe militar de 1964, cuando los militares tomaron el control. Sin querer —o queriendo— Jânio pateó la pelota hacia el campo de los generales.

Un Trayecto Marcado por el Moralismo


Graduado en Derecho, Jânio inició su carrera tras las casaciones del PCB - Partido Comunista Brasileño, ganó fama como defensor de la moralización y, como alcalde de São Paulo en 1953, promovió despidos masivos. Como gobernador, mantuvo postura opositora incluso cuando São Paulo era beneficiado por el Plan de Metas de Juscelino Kubitschek (JK).


El Regreso en los Años 1980


Volvió en la redemocratización, fue elegido nuevamente alcalde de São Paulo en 1985 y gobernó hasta 1988. Jânio Quadros murió en 1992, dejando una trayectoria marcada por moralismo, teatralidad e imprevisibilidad.


Brasil, las Fuerzas Ocultas y el Eterno Buscador de Salvadores


¿Y las fuerzas ocultas? Siguen jugando. Con nuevos uniformes, marketing digital, robots y discursos inflamados. Brasil continúa creyendo en salvadores y astros solitarios.


Al final, Jânio Quadros fue el jugador que quiso ganar solo y terminó expulsado por simulación. Un personaje tragicómico de un país que aún no entiende que la política es un deporte colectivo. Quien juega contra su propio equipo casi siempre entra en la historia como autor de un autogol inolvidable.



 
 
 

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