Vimos en el post sobre el Clasicismo que una de sus características es la vuelta a los clásicos de las culturas griega y romana. Antes de pasar a los autores de este período, destaquemos a los autores más importantes del período grecorromano clásico, comenzando por Aristóteles.
Filósofo y precursor de la ciencia moderna, Aristóteles fue una de las figuras intelectuales más importantes de la historia occidental. Sistematizó los conocimientos de la filosofía antigua, clasificando las opiniones existentes y reflexionando sobre ellas. Sin conocer su obra no es posible entender la filosofía occidental. Incluso después de las revoluciones intelectuales del Renacimiento, la Reforma y la Ilustración, los conceptos aristotélicos siguieron incorporados al pensamiento occidental. Desgraciadamente, de los más de 200 tratados escritos por él sólo quedan 31.
Aristóteles fue el autor de un sistema filosófico y científico que se convirtió en la estructura y vehículo tanto de la escolástica cristiana como de la filosofía islámica medieval. Discípulo de Platón y maestro del conquistador macedonio Alejandro Magno, fundó una escuela de filosofía llamada Liceo. Al mando de algunas de las mentes más competentes de Grecia, fundaría en su Liceo el primer centro de investigación científica aplicada, anticipándose al aparato de producción de datos de las academias contemporáneas.
El ámbito intelectual de Aristóteles es amplio y cubre la mayoría de las ciencias y muchas de las artes, incluidas la biología, la botánica, la química, la ética, la historia, la lógica, la metafísica, la retórica, la filosofía de la mente, la filosofía de la ciencia, la física, la poética, la teoría política y la zoología. Fue el fundador de la lógica formal (la ciencia de las leyes del pensamiento y el arte de aplicarlas correctamente en la búsqueda y demostración de la verdad), concibiendo para ella un sistema acabado que durante siglos fue considerado la sumatoria de la disciplina. Pionero en el estudio de la zoología, algunas de sus obras permanecieron insuperables hasta el siglo XIX. Su Corpus enciclopédico definió la epistemología que subyace a los planes de estudio de educación superior en todo el mundo.
La epistemología es la rama de la filosofía que se ocupa del conocimiento científico; Es el estudio crítico de los principios, hipótesis y resultados de las diversas ciencias, con el propósito de determinar sus fundamentos lógicos, su valor y su importancia objetiva.
La Poética
En su obra Poética, Aristóteles busca abordar los diferentes tipos de poesía, la estructura y la división de un poema en las partes que lo componen. La poesía es definida por él como un medio de imitación (mimesis) que busca representar o duplicar la vida a través del carácter, la emoción o la acción. La obra presenta un cuidadoso análisis no sólo de los elementos que componen la poesía, sino de las cualidades que brillan en la buena poesía.
Tras un período de hibernación milenaria, la obra renacería incompleta a los ojos de los humanistas modernos. Popularizado como manual de composición dramática, resultó crucial para la formación de la ópera y el teatro barroco y neoclásico italiano, provocando más de una controversia literaria. Incluso hoy en día, muchos guionistas de Hollywood utilizan las lecciones de la poética para mejorar su arte.
Tragedia, épica, comedia y poesía
También conocido como De La Poética, se trata de uno de los libros de teoría literaria más importantes de todos los tiempos, una reflexión sobre la estética de dos de los géneros literarios más populares de aquella época: la tragedia griega y la épica.
Los críticos consideran que la obra inicial se dividió en dos partes. El primero sobre tragedia y épica y el segundo sobre comedia y poesía. La segunda parte, sin embargo, se perdió.
Aristóteles creó una especie de manual sobre la tragedia, indicando sus características y la definición del género. En ellos también encontramos una comparación del género con otras artes y reflexiones sobre la mimesis en la creación de objetos artísticos. El principal objetivo del autor fue enseñar y mostrar la guía que se debe seguir para escribir un buen texto literario.
La Poética debe entenderse como una discusión sobre la forma en que se compone el poema. El trabajo busca abordar los distintos tipos de poesía, la estructura de un buen poema y su división en las partes que lo componen.
Mimesis y arte
La mimesis se utiliza a través del lenguaje, del ritmo y la armonía. En el caso de la danza, por ejemplo, el ritmo utilizado pretende imitar pasiones, sentimientos, personalidades, etc. Para Aristóteles la literatura es el arte que imita la realidad a través del lenguaje.
En cada etapa de su evolución, la mimesis ha sido una variable más compleja y un concepto más profundo de lo que puede transmitir su traducción convencional de “imitación”. Este concepto no es en modo alguno una concepción estática de la representación artística. La mimesis ha generado muchos modelos diferentes de arte, abarcando un espectro de posiciones, desde el realismo hasta el idealismo.
Bajo la influencia de los modelos platónicos y aristotélicos, la mimesis ha sido un punto crucial de debate entre los defensores de la teoría de la representación que refleja y simula el mundo en las artes visuales, musicales y poéticas.
Aristóteles nunca hace un análisis explícito del término "imitación". Platón creó el término porque creía que el arte era la copia de la copia, dos veces alejada de la verdad. La concepción de imitación de Aristóteles es un correctivo de Platón. El arte imita el mundo de la mente del hombre, pero no es mera imitación. Es una recreación. La poesía es algo más filosófico y de mayor importancia que la historia, pues sus enunciados son de naturaleza y no universales, mientras que los de la historia son singulares.
Catarsis, uno de los conceptos fundamentales en la Poética
En la religión, medicina y filosofía griega antigua, la palabra catarsis significa liberación, expulsión o purgación de aquello que es ajeno a la esencia o naturaleza de un ser y que, por tanto, lo corrompe. En sentido estrictamente religioso, la catarsis es el estado de purgación espiritual que el individuo busca, por ejemplo, a través de la confesión. Las emociones expresadas por los participantes en un ritual religioso son también manifestaciones de catarsis o purificación del alma.
En estética y teatro, catarsis significa purificación del espíritu del espectador mediante la remisión de sus pasiones, especialmente los sentimientos de terror o piedad experimentados al contemplar el espectáculo trágico.
Para Aristóteles, el concepto de catarsis representaba la purificación de las almas. Se produjo a través de una gran descarga de sentimientos y emociones, provocada por el visionado de obras teatrales. Aunque, por ejemplo, el reconocimiento de Edipo sea trágico, lo redime, ya que el personaje ya no vive en la ignorancia de su tragedia porque ha aceptado su destino.
La redención no es el único resultado de la catarsis; el público también pasa por él en un buen drama. La catarsis del héroe induce lástima y miedo en el público, lástima por el héroe y temor de que el destino del héroe pueda recaer sobre los propios espectadores.
Las tres unidades aristotélicas
Una de las mayores influencias en la Poética de Aristóteles fue la doctrina de las 3 unidades que fue promovida por Agnolo Segni y V. Maggi:
Unidad de tiempo - todos los trabajos deberán realizarse el mismo día, en un máximo de 12 horas.
Unidad de acción - en la trama podía haber una sola acción o, como máximo, dos, pero estaban fuertemente relacionadas.
Unidad de espacio - el espacio en el que se desarrollaba la obra también debía reducirse a uno o dos.
La regla de las tres unidades sigue siendo una interpretación de la Poética, pero fue muy importante para la historia del teatro occidental. De hecho, continuó durante muchos años y en España fue Lope de Vega con su Nuevo Arte de la Comedia quien rompió con esta tradición.
La influencia de la Poética se prolongó hasta mediados del siglo XVIII, es decir, hasta la llegada del movimiento romántico, pues los poetas del romanticismo sostenían que el acto poético no era algo creativo, sino un acto subjetivo y profundo, por lo que descartó la tesis sobre la mimesis del arte.
Definición de poesía en sí
La poesía es una “expresión de sentimientos”, mientras que la prosa “cuenta una historia”. Esta respuesta refleja, en cierto modo, la idea que el gran público tiene sobre la finalidad de la poesía: expresar sentimientos, crear imágenes, sugerir afectos. Mientras que las novelas, los cuentos y las telenovelas cuentan historias con un principio, un desarrollo y un final.
La poesía es un medio de imitación que busca representar o duplicar la vida a través del carácter, emoción o acción. Aristóteles define la poesía de manera muy amplia, incluyendo la poesía épica, la tragedia, la comedia, la poesía ditirámbica e incluso algunos tipos de canciones. Ditirámbico se refiere al ditirambo que consistía en una entusiasta y exuberante oda dirigida al dios, danzada y representada por un coro de 50 hombres vestidos de sátiros.
En la mitología griega, los sátiros eran deidades menores de la naturaleza con apariencia de hombres lascivos y lujuriosos, con cola y orejas de burro o de cabra, pequeños cuernos en la frente, narices chatas, labios gruesos y largas barbas. Los sátiros tocaban tambores, liras y flautas y cantaban mientras bailaban alrededor de una esfinge de Dioniso. Algunos dicen que llevaban falos falsos.
En la tradición literaria, la distinción esencial entre prosa y poesía no se debe tanto al contenido como a la forma y, sobre todo, al metro (del griego metron, “medida”), una estructura rítmica definida sobre la que se desarrolla el verso. Se construye, es decir, la línea poética.
La métrica fue el criterio esencial en la creación poética hasta el siglo XIX, con la aparición de la prosa poética y seguida de la aparición del verso libre, cuyo ritmo está desprovisto de cualquier coerción métrica.
Poesía, poema y prosa
Aristóteles dedica todo el capítulo 4 a descubrir el origen de la poesía y su desarrollo. Según él, la poesía surge porque el hombre tiende a imitar la realidad y también por la existencia de ritmo y armonía. Estos dos factores naturales son los que dan lugar a la poesía o al arte de la imitación mediante el uso del lenguaje.
En este sentido, el autor justifica su teoría indicando que los hombres nobles (la nobleza entendida como parte del carácter de una persona, no de su condición social) imitan acciones nobles. Los hombres más vulgares imitan las acciones de los hombres más rudos. Esta diferenciación de tipos de personas lleva también a la creación de dos géneros literarios: los versos heroicos y trágicos fueron cultivados por los nobles y la comedia o los versos yámbicos fueron creados por hombres vulgares.
La naturaleza de la poesía
Platón, conocido por su aparente aversión a los poetas, se refiere a la métrica como una prenda o armadura que cubre las “palabras desnudas” (logoi psiloi), es decir, la prosa. En su Poética, Aristóteles reconoce la métrica como denominador común de los distintos géneros poéticos (Aristóteles, Poética 1447b 14-20).
Al añadir el verbo poiein al nombre de la métrica, llaman a unos “poetas elegíacos” y a otros “poetas épicos”, no por la representación (mimesis), sino según la métrica que utilizan. De hecho, también se llama así a quienes tratan, mediante el medidor, la medicina o la naturaleza. Sin embargo, no hay nada en común entre Homero y Empédocles excepto el metro, por lo que es más justo llamar a este último un especialista en la naturaleza que un poeta.
Como ilustra este pasaje, el uso de la métrica en la antigua Grecia era mucho más amplio que la idea moderna de poesía. En sus primeros siglos, toda la literatura griega era poética; incluso tratados científicos y filosóficos, como Sobre la naturaleza, de Empédocles de Acragas, se escribieron en verso.
Aristóteles fue el primero en cuestionar la identificación convencional de texto en métrica = poesía, colocando en el centro de su definición de poesía la noción de mimesis, a veces traducida como “representación” y otras como “imitación”. Empédocles escribe versos con una finalidad científica (o didáctica), no mimética: nada en su obra imita o representa la acción humana. Por tanto, no debe ser considerado un poeta, sino más bien un “escritor científico”. La esencia de lo poético, según Aristóteles, reside en su carácter mimético. El metro por sí solo no basta para la poesía.
La poesía y su estructura rítmica
La distinción esencial entre prosa y poesía se debe no tanto al contenido como a la forma, y sobre todo a la métrica: una estructura rítmica definida sobre la que se construye el verso, es decir, la línea poética.
La representación es natural para nosotros, al igual que la melodía y el ritmo (la métrica es parte del ritmo). Desde el principio, los más naturalmente inclinados a tales cosas desarrollaron, poco a poco, la poesía a partir de la improvisación.
Aquí tenemos un punto central de la estética aristotélica, que en ningún momento se reivindica como arte por el arte. La mimesis, inherente a la naturaleza humana, no sólo aporta placer al hombre, es una forma de aprendizaje. La poesía, como expresión mimética, mantiene esta función y por tanto tiene importancia moral.
Actualmente, las definiciones de Aristóteles pueden parecer obsoletas cuando el arte ya no tiene siempre un deber mimético y es considerado, desde Nietzsche, independiente de la moral. Pero, en una época donde la historia se escribe en tuits, donde los periodistas se han convertidos en ideólogos y youtubers, reconforta recordar al viejo filósofo y saber que, al menos en poesía, hay verdades que permanecen inalterables.
La verdad de Edipo Rey no es la de un antiguo rey de Tebas (que probablemente nunca existió) que mató a su padre y se casó con su madre. Lo que el espectador (o lector) aprende al ver representadas las acciones de los personajes y sus consecuencias es la verdad sobre la arrogancia humana, sobre los peligros del poder, sobre la inexorabilidad del destino.
Diferencias entre poesía y cuento
En la época de Aristóteles los textos siempre se escribían en verso. Los textos científicos también se construyeron a través del verso. Esto significó que, inicialmente, todo aquel que escribiera en verso era considerado poeta. Pero Aristóteles, en su Poética, hizo una distinción entre artistas que escribían literatura en verso y especialistas que escribían textos científicos en verso. No es lo mismo escribir literatura que escribir ciencia o historia y, por ello, Aristóteles creó la división entre ambas modalidades.
El deber del poeta, decía, no es contar lo que realmente sucedió, sino lo que podría suceder, por necesidad o probabilidad. El historiador relata hechos y acontecimientos, muchos de los cuales son resultado del azar o no pueden explicarse. Corresponde al poeta expresar, en su representación de estos hechos y de los hombres que participan en ellos, aquello que, en las circunstancias y en la acción de un hombre, es útil a todos los hombres (Poética, 1451a 38 – 1451b 10 ). Por eso la poesía es también más filosófica y elevada que la historia, ya que la poesía habla más bien de lo general y la historia, de lo particular.
El mito que generó la tragedia griega
La tragedia griega nació del culto a Dioniso. Existen muchas leyendas sobre el nacimiento de Dioniso. La principal es que nació en Tebas y era hijo de Zeus y de una mujer mortal llamada Sémele, hija de Kadmos (rey de Tebas). Heras, esposa de Zeus, estaba muy celosa por el romance entre su marido y Sémele. Convenció a Sémele para que le rogase a Zeus que se presentase ante ella con todo su poder. Zeus, dispuesto a complacer a su amante, apareció frente a ella acompañado de truenos y relámpagos. Como resultado, provocó un incendio en la casa de Sémele y provocó la muerte de su amante. Zeus recogió el fruto inacabado de su amor del vientre de Sémele y lo colocó en su muslo hasta completar la gestación.
Cuando nació el niño, Zeus lo confió a las ninfas y sátiros del monte Nisa. Y en una cueva, rodeada de una densa vegetación, vivía feliz el hijo de Sémele y Zeus. Una vez, Dioniso recogió racimos de uvas, exprimió los frutos en copas de oro y bebió con las ninfas y los sátiros, quienes, borrachos junto con Dioniso, bailaron en el delirio báquico (del dios Baco) y cayeron al suelo desmayados.
Los devotos de Dioniso, después de la danza vertiginosa, creían que saldrían de sí mismos mediante el proceso del éxtasis. Esta salida de sí, la superación de la condición humana, exigía sumergirse en Dioniso, a través del proceso del entusiasmo.
El hombre sencillo y mortal (antropos), en éxtasis y entusiasmo, en comunión con la inmortalidad, se convirtió en un héroe, un hombre que superó el metro, es decir, cruzó la línea invisible que separa lo humano de lo divino.
Tragedia, comedia y poesía épica
La forma de poesía a la que se dedica mayor atención en Poética es la tragedia. La tragedia, según Aristóteles, surgió de los esfuerzos de los poetas por presentar a los hombres bajo una luz “más noble” o “mejor” que en la vida real. La comedia, por otro lado, muestra un “tipo inferior” de personas y revela que los humanos son peores que el promedio. La poesía épica, en cambio, imita a los hombres nobles como la tragedia, pero sólo tiene un tipo de mediador – a diferencia de la tragedia, que puede tener varios – y es la narrativa.
Hay algunas diferencias entre tragedia y épica. Un poema épico no utiliza la música ni el espectáculo para lograr su efecto catártico. Las epopeyas generalmente se pueden presentar de una sola vez, mientras que las tragedias suelen utilizar otras formas de mediadores para lograr los ritmos del habla de diferentes personajes.
La comedia en la Poética
La comedia fue el género ampliamente tratado en la segunda parte de la Poética. Sin embargo, se cree que el texto se perdió durante la Edad Media y, hoy en día, desconocemos su existencia. El libro El nombre de la rosa, de Umberto Eco, habla de la pérdida de este importante texto. Sin embargo, aunque no disponemos del texto, sí es cierto que durante la primera parte hay algunos indicios de lo que Aristóteles consideraba sobre este género. Lo define como una imitación de los personajes humanos más ridículos, es decir, algo así como una imitación de lo peor que define a nuestra especie.
Tragedia, la imitación de realidades dolorosas
La tragedia, según Aristóteles, es la imitación de una acción seria y completa, dotada de extensión, en un lenguaje aderezado por cada una de las partes (imitación que se lleva a cabo) a través de actores y que opera, gracias al terror y la piedad, la purificación de tales emociones. Para el autor, la tragedia es la imitación de realidades dolorosas, y su materia prima es el mito, en su forma más pura. Vale decir que la teoría occidental del drama aún mantiene fuertes vínculos con sus reflexiones sobre la Poética y siguen siendo actuales y vigentes.
La epopeya y la tragedia
En la época de Aristóteles aún no existía el concepto de literatura, es decir, el arte que se creaba a través del lenguaje se llamaba poesía. Según el autor, existían dos formas de realizar esta mimesis:
Poesía épica - a través de la narración de hechos en primera persona (como ocurre en la Ilíada o la Odisea de Homero).
Tragedia - a través de la exposición de sentimientos y emociones humanas.
Es importante resaltar lo que diferencia a los dos géneros. Tanto su extensión, el tipo de métrica utilizada, así como el carácter narrativo de la obra son diferentes independientemente del género en el que nos encontremos. Para el filósofo, la tragedia es la imitación elevada, es decir idealizada, de una acción y tiene 6 partes que la caracterizan:
1. La fábula
2. Los personajes
3. La dicción
4. El pensamiento
5. El espectáculo
6. La melodía
Una obra trágica no se encarga de imitar la realidad externa, sino que se centra en imitar acciones realizadas por el ser humano, así como emociones. En el último capítulo de la Poética el autor lanza un debate sobre si la tragedia es superior a la épica o viceversa. Termina argumentando que la tragedia es superior porque tiene todos los elementos de la epopeya y, además, tiene efectos escénicos y música que refuerzan su mensaje.
Seis elementos de la tragedia
La trama es "el alma" de la tragedia, porque la acción es fundamental para el significado del drama y todos los demás elementos son subsidiarios. Es necesario tener un principio, un desarrollo y un final. También debe tener un significado universal, tener una estructura determinada y mantener una unidad de tema y propósito.
En otras palabras, para crear una buena tragedia se debe mantener la unidad de la trama. Y esto significa una secuencia bien organizada de eventos necesarios o probables. El comienzo no debe seguir acontecimientos anteriores y el final debe atar todos los cabos sueltos y no producir las consecuencias necesarias o probables.
Pensamiento - significa lo que dice un personaje en una circunstancia determinada, seguido de una dicción musical específica del programa.
La trama es el alma de la tragedia y el personaje queda en segundo plano. Los elementos de la trama incluyen:
Integridad - se refiere a la necesidad de que una tragedia tenga un principio, un desarrollo y un final. Un comienzo se define como un origen por el cual algo sucede naturalmente.
Magnitud – simplemente se refiere a la extensión (duración) – la tragedia debe ser de una duración que la memoria pueda abarcar fácilmente.
Unidad - se refiere a la centralización de toda la acción de la trama en torno a un tema o idea común.
Estructura determinada - se refiere a la trama y secuencia de eventos causales e imitativos.
Universalidad - se refiere a la necesidad de que un personaje actúe de acuerdo con la forma en que actuarían o reaccionarían los seres humanos en una situación determinada.
El héroe trágico no es ni un hombre eminentemente bueno ni malo. Debe ser modelo de virtud aquel que se deja abatir por la adversidad, cuyo origen está en su propia “fragilidad” o defecto, evidente desde el inicio de una obra, que el público debe ser capaz de identificar. La desgracia es causada por un error de juicio. Edipo es su ejemplo de héroe que sufre esta inversión y, por tanto, tiene un autorreconocimiento catártico.
Giro de vuelta - es la modificación que determina la inversión de las acciones, y esto debe ocurrir, volviendo a nuestra fórmula, según lo que sea creíble o necesario, como ocurre en Edipo: el mensajero llega pensando que consolará a Edipo y lo liberará del terror que siente frente a su madre, pero al revelar quién era en realidad Edipo, produce precisamente lo contrario…”
Realización de la tragedia
Podemos decir que la tragedia sólo ocurre cuando se cruza el metro. Es el momento en el que el actor se transforma en otro. Un ejemplo de ello fueron las Ménades, sacerdotisas del dios, las Bacantes, las Poseedoras, también llamadas “furiosas” o “impetuosas”, que deliraban al ser poseídas por el dios Dioniso.
Los personajes que padecían arrogancia, que es un tema común en la mitología y las tragedias griegas, sufrían las consecuencias de su transgresión y eran castigados por los dioses. Hubris o hybris es un concepto griego que puede traducirse como “todo lo que va más allá de toda medida; exceso” y que actualmente alude a una confianza excesiva, un orgullo exagerado, una presunción, una arrogancia o una insolencia (originalmente contra los dioses), que muchas veces acaba siendo castigada.
La tragedia se produce cuando el hombre supera el metro, y esto da lugar a la mimesis, los celos divinos, provocando la ceguera de la razón del héroe. Será dominado sin apelación por la moira, es decir, por la locura.
Dos momentos importantes de la tragedia
Primero, la acción ascendente, que conduce al clímax, conocida como complicación. En segundo lugar, el desenlace o desarrollo que sigue al clímax. Este doble movimiento sigue la teoría de la unidad poética.
La complicación conduce a la revelación de la unidad en el corazón de la obra. Después de esta revelación, todo avanza hacia el desenlace, en el que se exploran y resuelven el significado y las ramificaciones de la unidad.
Épico: acción única y completa con principio, desarrollo y final
Una epopeya debe tratar de un único acontecimiento. La acción debe ser única, completa, es decir, con un principio, un desarrollo y un final. Al igual que la tragedia, la épica también se puede dividir en dos grupos: simple y compleja. La epopeya simple se centra en el carácter moral del héroe, mientras que la epopeya compleja se centra en el sufrimiento y la pasión.
El hexámetro heroico (es una forma de medida poética literaria que consta de seis pies métricos por verso, en los que los primeros cuatro pies pueden ser dáctilos o espondeo; y donde el quinto pie será dactílico, y el sexto, espondeo − como en la Ilíada ) es la métrica adecuada para una epopeya. Un poeta épico debe hablar lo menos posible de su propia persona. En una epopeya debe introducirse el elemento de lo maravilloso. Se deben preferir las posibilidades probables a las improbables.
Aristóteles analiza los méritos relativos de la epopeya y la tragedia. La epopeya está libre de vulgaridad y acción; mientras que en la tragedia la vulgaridad es culpa de los actores. Aristóteles insiste en que la tragedia es la mejor forma de arte, ya que tiene todos los elementos de la epopeya. Además, también cuenta con música y espectáculos. Su efecto es más compacto y concentrado, y además tiene más unidad que el poema épico. Por tanto, concluye que la tragedia es la mejor forma de arte.
Tras una digresión sobre la nomenclatura de algunos géneros literarios, Aristóteles concluye:
También hay artes que utilizan todos los medios aquí mencionados, ritmo, melodía y métrica, como la poesía ditirámbica, la poesía nómica, la tragedia y la comedia. (Poética, 1447b 24-27).
Aristóteles, lamentablemente, no se ocupa de todos los tipos de literatura y su relación con la mimesis (la mayor parte del primer libro de la Poética está, de hecho, dedicada únicamente a la tragedia). Aplicando el razonamiento aristotélico a la terminología moderna llegaríamos a las siguientes definiciones:
La poesía es el arte que utiliza, como medio de realización de la mímesis, el lenguaje y el ritmo.
Algunos géneros poéticos utilizan sólo el lenguaje y el ritmo (como la épica), otros utilizan el lenguaje, el ritmo y la melodía (como los géneros de poesía cantada).
Prosa literaria o “ficción”
El arte que realiza la mimesis mediante el uso del lenguaje puro, sin ritmo, es lo que hoy llamaríamos prosa literaria o ficción y englobaría la novela, el cuento, etc. La no ficción, es decir la prosa científica, filosófica, ensayística, etc., hace uso del lenguaje puro, pero no realiza mimesis. Los tratados filosóficos antiguos en verso, como el de Empédocles, cumplen las condiciones formales de la poesía, ya que utilizan el lenguaje y el ritmo, pero tampoco son miméticos y, por tanto, se excluyen de la teoría poética de Aristóteles.
Cómo la Poética influyó en la literatura
Hay que decir que, en el momento de su publicación, la obra no tuvo mucho éxito, ya que coincidía con otra obra del filósofo: Retórica. Sin embargo, con el paso de los años, su influencia fue indiscutible y muchas de las cuestiones planteadas en el texto fueron debatidas: especialmente el concepto de mímesis y la división de las artes propuesto por Aristóteles.
Una de las primeras influencias de la Poética la vemos en Horacio, el poeta que, siguiendo las pautas de Aristóteles, creó su propia Poética que también tenía una intención normativa, pero, en esta ocasión, no se centró sólo en lo dramático, sino en cada sector narrativo. Horácio plantea algunos conceptos interesantes como la necesidad de credibilidad en las acciones de los personajes y sostiene que no siempre es necesaria la intervención divina para resolver la trama.
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