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Realismo mágico y grito de libertad



Soledad lejos de casa


Ghada Samman es una prolífica escritora que ha producido más de 40 obras en una variedad de géneros, incluyendo periodismo, poesía, cuentos y romance. Nació en 1942, en Damasco, Siria. Sincera, innovadora y provocativa, Samman es muy respetada en el mundo árabe, aunque a veces controvertida. Varias de sus obras han sido traducidas del árabe al inglés, francés, italiano, español, ruso, polaco, alemán, japonés y farsi.

Su madre, también escritora, murió cuando ella era una niña y creció bajo el cuidado de su padre, profesor universitario, rector de la Universidad de Damasco y ministro del gabinete. Ella afirma que fue su padre quien fomentó en ella el aprecio tanto por el trabajo duro como por el aprendizaje.


Cuando era joven, decidió obtener una licenciatura en literatura inglesa en la Universidad de Damasco, en lugar de medicina, como esperaba su padre. Luego obtuvo una maestría en la Universidad Americana de Beirut, donde escribió su tesis sobre el teatro del absurdo.

Luego viajó a Londres para hacer un doctorado, pero acabó abandonando el proyecto. Su padre murió mientras ella estaba en Londres. Durante ese año crucial de 1966, Samman también perdió su trabajo como periodista para un periódico libanés y fue sentenciada en rebeldía a tres meses de prisión por salir de Siria sin permiso oficial, pero la sentencia fue revocada gracias a un indulto general otorgado por el gobierno sirio. En ese momento Samman estaba completamente sola, una posición inusual para una joven árabe de su clase social.


Samman cambió voluntariamente la libertad personal que experimentó en Occidente por un sentido de pertenencia al mundo árabe. Eligió residir en Beirut porque, según ella, parecía permitir cierto grado de libertad dentro del mundo árabe y encarnar la batalla entre la ilustración y la opresión. Durante la guerra del Líbano, residió en París durante unos quince años con su marido y su hijo. Hoy mantiene dos casas, una en Beirut y otra en París.

La Primavera Árabe y las guerras en el Líbano y Siria

Entre 1975 y 1990, el Líbano atravesó una sangrienta guerra civil en la que participaron cristianos del Partido Falangista, musulmanes de la Organización de Liberación de Palestina (OLP) y judíos israelíes. El conflicto surgió del deterioro del Estado libanés y de la reunión de milicias que proporcionaban seguridad donde el Estado no podía. Estas milicias se formaron en gran medida según las siguientes líneas comunales:

El Frente Libanés (FL) - liderado por los falangistas (o Falange), representaba a los clanes cristianos maronitas cuyos líderes habían dominado la élite tradicional del tejido sociopolítico del país. Los maronitas son parte de una orden religiosa católica que reconoce al Papa como el máximo liderazgo de la iglesia. La institución tuvo su origen en el Líbano, a través de San Marón, un ermitaño que vivió hasta aproximadamente el año 410 y cuya predicación provocó numerosas conversiones;


Movimiento Nacional Libanés (MNL) - coalición de izquierdistas seculares y musulmanes suníes que simpatizan con el nacionalismo árabe. Los musulmanes suníes son los miembros del grupo que reconoció a Abu Bakr como su sucesor y siguen los preceptos de la religión islámica según el Corán y la Sharia. También basan sus creencias en la Suna, documento sagrado que narra las experiencias vividas por el profeta Mahoma. La palabra suní proviene de Ahl al-Sunna o pueblo de tradición. La tradición en este caso se refiere a prácticas basadas en precedentes o relatos de las acciones del profeta Mahoma y de sus allegados. Para este grupo, la religión y el Estado deberían ser una sola fuerza. Su líder religioso se llama Califa. Los sunitas se consideran la rama ortodoxa y tradicionalista del Islam;

Amal (Esperanza): también acrónimo del movimiento Afwāj al-Muqāwamah al-Lubnāniyyah (Destacamentos de Resistencia Libaneses), que comprende a populistas chiítas; y la Organización de Liberación de Palestina (OLP), que representaba a la gran población de refugiados palestinos del Líbano. Los chiítas son una secta del Islam, lo que significa que los partidarios de Ali consideran a Ali Bin Abi Talib (primo y yerno del profeta Mahoma) como el legítimo sucesor de la autoridad islámica. La secta chií considera ilegítimos a los suníes, que asumieron el liderazgo de la comunidad musulmana tras la muerte de Mahoma. Su líder religioso se llama Imam.


Guerra en Siria


La región de Oriente Medio y Norte de África se vio sacudida por la Primavera Árabe, una ola de protestas contra el gobierno, que comenzó el 17 de diciembre de 2010 y finalizó a mediados de 2012. En algunos casos, como el de Libia, el máximo líder del país fue removido. No ocurrió lo mismo en Siria. La Guerra en Siria comenzó en 2011, cuando se produjeron una serie de protestas contra el gobierno del presidente Bashar al-Assad. La guerra cobró un alto precio entre la población civil, estimada en más de 24 millones de personas en sus primeros cinco años.


La guerra se desencadenó tras las acusaciones de corrupción reveladas por WikiLeaks. En marzo de 2011 se llevaron a cabo protestas al sur de Derra a favor de la democracia. La población se rebeló contra la detención de adolescentes que escribieron palabras revolucionarias en las paredes de una escuela. En respuesta a la protesta, el gobierno ordenó a las fuerzas de seguridad que abrieran fuego contra los manifestantes, provocando varias muertes. Indignados por la represión, los manifestantes exigieron la dimisión del presidente Bashar al-Assad.

La oposición se armó y luchó contra las fuerzas de seguridad del gobierno. Brigadas formadas por rebeldes comenzaron a controlar ciudades, campos y pueblos, apoyadas por países occidentales como Estados Unidos, Francia y Canadá, entre otros.



Ambos bandos en el conflicto han impuesto un bloqueo de alimentos a los civiles y la interrupción o limitación del acceso al agua. En varias ocasiones se impidió a las fuerzas humanitarias entrar en la zona de conflicto.


El Estado Islámico aprovechó la fragilidad del país y se propuso conquistar importantes ciudades en territorio sirio. Los supervivientes informaron de que se imponían duros castigos, como palizas, violaciones en grupo, ejecuciones públicas y mutilaciones, a quienes no aceptaban sus reglas.


Tras la entrada de Rusia en 2015, el gobierno de Assad empezó a ganar el conflicto. En marzo de 2020, poco antes de que empeorara la pandemia, se llegó a un acuerdo entre el gobierno y los manifestantes democráticos con la ayuda de Rusia e Irán.


Características de la escritura de Samman

Su escritura también se caracteriza por el mismo impulso de libertad individual y libre expresión de pensamiento que guía su vida personal. Trabajando como periodista, exploró aspectos de la vida libanesa que eran en gran medida ignorados por ideas, actitudes o actividades consideradas normales o convencionales, a saber, la difícil situación de los pobres en las zonas desatendidas del norte y sur del Líbano. En 1977, Samman fundó su propia editorial para no estar sujeta a convenciones sociales o literarias, por lo que pudo publicar sus propios libros sin interferencia editorial.

El trabajo de Samman muestra una audacia que desafía todas las restricciones. Aunque su escritura a veces parece repetitiva, su interesante mezcla de surrealismo y verosimilitud, junto con su dominio del idioma árabe, le permiten ser simultáneamente poética y política en su prosa.



Realismo mágico


El realismo mágico o realismo fantástico es una vertiente literaria que, a nivel del lenguaje, se caracteriza por el uso constante de símbolos y metáforas y, a nivel temático, por la aparición de tramas en las que a los personajes les suceden cosas mágicas y extrañas.


En The Square Moon (La luna cuadrada), una colección de cuentos sobrenaturales ambientados en contextos realistas, su capacidad para apropiarse de tradiciones literarias no occidentales para contextos específicamente árabes se ilustra mejor por su empleo de un tipo árabe de realismo mágico. En él, Samman explora las dificultades y contradicciones internas que enfrentan varios inmigrantes árabes que viven en Europa.


Lejos de sus orígenes, los personajes encuentran la liberación de la mujer, pero también el racismo, el desplazamiento y la alienación. Mientras luchan con cuestiones de identidad, lealtad, separación y libertad personal, también descubren el control tenaz de viejas tradiciones sobre sus vidas que aparecen en diversas formas, algunas positivas y otras negativas.

A través del simbolismo y la alegoría, Samman aborda cuestiones sociales y políticas delicadas que poden ser muy peligrosas o menos efectivas si abordadas directamente. Un rasgo distintivo de su obra es el uso simbólico de animales para presentar su visión de la condición humana.

Uso simbólico de animales

En su libro Beirut '75, la tortuga y el mono actor son las únicas figuras que reaccionan con miedo al sonido intimidante de los aviones de combate israelíes cuando rompen la barrera del sonido sobre Beirut. Las reacciones instintivas y naturales de los animales alivian la indiferencia del pueblo libanés al ignorar tanto las portentosas advertencias de aviones amenazadores como el empeoramiento de la situación socioeconómica y política.

La tortuga, que interpreta la sombra de Yasmina, una de las personajes principales, es capaz de “salir de su caparazón” y encontrar “alas” para volar por la ventana del apartamento de Yasmina en busca de libertad.



A diferencia de la tortuga, y más parecido a los propios personajes, los peces de colores que cuelgan de un puesto de vendedores en el popular distrito comercial de Beirut sólo pueden escapar de sus prisiones transparentes a través de un intento desesperado de morir.


Samman plantea este punto de manera conmovedora cuando Farah, la contraparte de Yasmina, se compara con el pez que se da cuenta de que está “atrapado dentro de un frasco de vidrio” y solo ve cómo la bolsa que contiene el pescado se abre y “derrama su contenido en la acera”.


Tienda de belleza y terror


Quizás el uso simbólico más fuerte de los animales en las obras de Samman se encuentre en Beirut Nightmares (Pesadillas en Beirut). La tienda de mascotas, que la escritora, narradora y protagonista visita repetidamente tanto en sueños como despierta, comienza a funcionar como una extensa alegoría política, recreando en microcosmos las condiciones socioeconómicas y de clase en el Líbano al comienzo de la guerra.

La diferencia en la apariencia física de la entrada y la parte trasera de la tienda de mascotas expone los aspectos superficiales, hipócritas y explotadores del Líbano de antes de la guerra. La entrada a la tienda está reservada a los clientes. Presenta un entorno bonito, moderno, limpio y urbano. El protagonista echa un vistazo a la parte trasera de la tienda, que revela las condiciones hacinadas, sucias y horribles en las que el dueño de la tienda mantiene a los animales.

Al igual que las masas libanesas pobres y oprimidas, los animales permanecen en condiciones horribles para asegurar el éxito comercial del dueño del animal, cuya riqueza depende no sólo del maltrato de sus animales, sino también de la presentación de un modelo convincentemente moderno y progresista que pueda ser observado en la entrada de la tienda.


Confusión ante la libertad

Al igual que las masas libanesas privadas de sus derechos, los animales de la tienda de mascotas se acostumbran tanto a la prisión que se pierden y se confunden cuando el protagonista abre sus jaulas y les ofrece libertad. Como muchos de los combatientes libaneses en guerra en las calles de Beirut, los animales se atacan entre sí mucho antes de atacar al dueño de la tienda, cuando finalmente se acuerda de llevar comida a sus pupilos.

El uso de lo simbólico no sólo está firmemente anclado en condiciones sociopolíticas e históricas concretas. También está presente en el mundo de la fantasía y lo surrealista. Este estilo, como han señalado varios críticos, es similar al realismo fantástico desarrollado por importantes escritores latinoamericanos como Gabriel García Márquez e Isabel Allende.



Como revela Samman en Registre: No soy una mujer árabe, los fantasmas de The Square Moon son de una variedad diferente a los del cine gótico o de Hollywood. No se limitan a los palacios y a los ricos, ni visten sábanas blancas y se echan a reír. En cambio, adoptan formas modeladas que se encuentran en las supersticiones populares y las tradiciones literarias árabes.

El cisne parisino que hechiza al protagonista árabe de El genio cisne tiene cualidades específicamente árabes. Apodado “Hasan inteligente” por la protagonista, el cisne recuerda a los cuentos de su abuela, a los mitos árabes y a la torre, de Las 1001 noches. A través de estos medios, Samman destaca las formas en que su uso del realismo mágico es específicamente árabe, no sólo expresando las preocupaciones de este pueblo sino también basándose en precedentes literarios árabes.

Aunque el uso de lo sobrenatural es más consistente en La luna cuadrada, también puede verse en momentos significativos en cada uno de los tres libros sobre la guerra civil libanesa. En un momento inquietantemente profético en Beirut '75, un personaje secundario, un adivino, declara: "Veo mucho dolor y veo sangre, mucha sangre".

En aparente cumplimiento de la predicción de la adivina, Pesadillas en Beirut a menudo adquieren un aspecto sobrenatural, ya que los vuelos de fantasía de la protagonista desdibujan la distinción entre sus estados de vigilia y sueño, permitiéndole ver, oír e informar aspectos de la vida libanesa que incluso el adivino de este segundo libro tiene miedo de pronunciar.

De hecho, la insistencia de la protagonista en grabar y rescatar su manuscrito es en sí misma una medida schahrazadiana, un intento de prolongar su vida contando historias políticamente comprometidas pero fantásticas frente a una muerte aparentemente inminente.

En Laylat al Milyar (La noche de los mil millones de dólares), los misteriosos encantamientos del mago se remontan a las brujas del Macbeth de Shakespeare, pero también encuentran su origen en una superstición específicamente árabe y en el uso de la magia que todavía se practica en ciertas partes del mundo árabe. Su magia, junto con su propio colapso psicológico al final de la novela, permite la representación simbólica de los sentimientos y deseos internos de los distintos personajes.


Reseñas negativas

Poco convencional tanto en su vida personal como en su obra literaria, Samman no se deja intimidar por las críticas negativas que han sufrido algunas de sus obras. Retrata temas “tabú” como la corrupción política y la sexualidad femenina y expone todo lo que considera hipócrita, explotador o represivo en las sociedades árabes. Con este fin, crea personajes fuertes pero defectuosos en escenarios socioculturales específicamente árabes y se basa en gran medida en corrientes de conciencia, simbolismos, alegorías y fantasías en gran parte de su trabajo.



La fuga de las garras de tu insoportable realidad

La implementación de lo surrealista en todas estas obras se logra gracias al uso del motivo de la pesadilla. Beirut '75 termina con una serie de pesadillas para Farah, que parecen funcionar como una liberación de su locura, que es en sí misma un escape de las garras de su insoportable realidad. En un gesto sumamente absurdo que combina la introspección con la autoafirmación, la novela termina con Farah sustituyendo el cartel que anuncia la entrada a Beirut por un cartel que dice: Hospital para enfermos mentales.

Pesadillas en Beirut continúa donde lo dejó Beirut '75. El título y los títulos de los capítulos, junto con la comedia grotesca, lo absurdo y lo macabro, recrean el aspecto pesadillesco de la guerra civil, vivido de forma asfixiante por la narradora protagonista en sus estados de vigilia y sueño.

Las recurrentes excursiones fantásticas que son las pesadillas del protagonista funcionan como un recurso literario, permitiendo variaciones en el escenario de acción. Además, son un foro de crítica política y cuestionamiento de temas diversos como la corrupción, la desigualdad, la situación de los pobres, el papel de la violencia en la revolución y, especialmente, la relación entre la pluma y el arma.

En uno de los muchos episodios kafkianos repetitivos, lo absurdo de la guerra se retrata en la difícil situación del hermano del protagonista, cuyo intento de escapar de los confines de su apartamento en primera línea lo lleva a prisión por posesión de un arma ilegal.

El último libro de la trilogía, Laylat al Milya, revela cómo los personajes de Samman parecen haber "huido de las pesadillas de su tierra natal para descubrir las pesadillas del exilio". Al trasladar la acción de los confines de Beirut a Europa, Samman expone las formas en que tantos emigrantes libaneses logran recrear, en el exilio, las mismas condiciones sociopolíticas de explotación que perpetúan la guerra en el Líbano.

En Beirut'75, la locura interna experimentada por Farah desencadena las secciones de “pesadilla” del libro. En Pesadillas en Beirut, la locura externa de la guerra que la rodea atrapa a la protagonista en un mundo de pesadilla de sueños y realidad política. En Laylat al Milyar, las alucinaciones inducidas por drogas evocan un mundo surrealista, que a su vez revela las condiciones reales de pesadilla de los personajes. Vemos esto a través de los ojos de Khalil, quien se ve obligado a convertirse en consumidor de drogas.




En un estado casi alucinatorio, Khalil es llevado a un “circo”, donde asiste a varios “espectáculos” surrealistas. En uno, las personas viven en una jaula cuyo techo cae de manera imperceptible pero segura sobre sus ocupantes dormidos. Cuando Khalil intenta advertir a uno de ellos sobre el desastre inminente, la respuesta es: ¡métete en tus propios asuntos!

En otro “espectáculo”, los revolucionarios pobres irrumpen en una jaula dorada sólo para reemplazar y luego tomar las posiciones de los ocupantes ricos en sus asientos. En este mundo circense, la policía tiene el papel de silenciar o expulsar a cualquiera que se pronuncie en contra del espectáculo. Las mujeres participantes están satisfechas con los roles femeninos tradicionales y rechazan cualquier alternativa a sus tareas domésticas diarias.

El “hombre común” se niega a asumir la responsabilidad de su destino, seguro de que sólo le sucederá “lo que está escrito”. Otros caen y mueren, saltando a una piscina que resulta ser sólo un espejismo, mientras los espectadores los observan, sin querer advertirles de sus percepciones erróneas porque son “de una religión diferente” a la suya.

Es fácil ver cómo los variados episodios del circo representan el triste estado de la vida árabe, y especialmente libanesa, tal como la ve Samman. Es un estado de silencio forzado y rendición voluntaria, una condición muy alejada de las glorias de la civilización árabe personificada (e idealizada) en el pasado árabe andaluz, un momento y lugar de la historia al que uno de los atrofiados artistas del circo permite a Khalil viajar en secreto en el tiempo.

Notas de esperanza y triunfo

A pesar de sus atmósferas de pesadilla, las obras de Samman inevitablemente terminan con una nota esperanzadora. Beirut Nightmares termina con la promesa de una nueva vida, simbolizada por el arco iris ardiente que la protagonista ve en el cielo de Beirut después de que logra rescatarse a sí misma y a su manuscrito en su apartamento.


Laylat al Milyar finaliza con una nota similar de triunfo esperanzador simbolizado por la colorida cometa que sobrevuela el horizonte de Beirut a pesar de las balas que le apuntan y que Khalil espía al regresar a la ciudad con sus dos hijos.


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