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Diana Morán Garay - Poetisa combativa en Panamá

Actualizado: 3 mar





Diana Elsa Morán Garay, poetisa y escritora, nació el 17 de noviembre de 1932 en Cabuya, provincia de Panamá y pasó el resto de su infancia y juventud en la Ciudad de Panamá, antes de exiliarse en México. Se graduó como maestra de Escuela Secundaria con especialización en español, en la Universidad de Panamá, en 1954. Luego pasó a enseñar en el Instituto Fermín Naudeau, donde educó en la literatura a muchos jóvenes y les inculcó el amor por Panamá. Al mismo tiempo fue Secretaria de Cultura y Asuntos Educativos de la Asociación de Maestros de Panamá.


Diana Morán era hija de maestros rurales, de quienes heredó una actitud combativa. Siendo aún joven se mudó al popular barrio de Santa Ana y comenzó a convivir con la realidad marginal del suburbio. Comenzó a enseñar en el Instituto Salomón Ponce Aguilera y tuvo contacto directo con agricultores pobres. También estudió en el Instituto Nacional, completando su licenciatura en Ciencias y Letras.


Rechazo del Acuerdo Filós-Hines de 1947


Diana participó en varias acciones y luchas dentro del movimiento estudiantil, como en las jornadas de movilización patriótica contra el Acuerdo Básico de los tratados Filós-Hines de 1947, que pretendía firmar entre el Ministro del Interior y Relaciones Exteriores de Panamá, Francisco Philós y el embajador de Estados Unidos, general Frank T. Hines. Se acordó la transferencia a Estados Unidos, por un período prorrogable de diez años, de territorios para bases militares. El 12 de diciembre de 1947 es el día popular del rechazo al tratado.



La Federación de Estudiantes de Panamá y el Frente Patriótico de Jóvenes influyeron decisivamente en la opinión pública para rechazar el acuerdo. Los estudiantes exigieron libertad como nación y denunciaron el Acuerdo Filós-Hines como una actitud de rendición. Fueron varios días de malestar popular y estudiantil en toda la República. Debido a la enorme presión de más de veinte mil personas en las calles el día de su discusión, el acuerdo de base militar que se pretendía imponer fue rechazado. El 22 de diciembre, la Asamblea Nacional rechazó por unanimidad el acuerdo y en 1948 Estados Unidos desmanteló todas las bases en Panamá excepto las de la Zona del Canal.



La doctora María Pilar Mandujano Jacono, miembro del Centro de Estudios Literarios del CEL, describe en uno de sus escritos:


“Diana Elsa Morán Garay, como intelectual y docente, se dedicó a la crítica literaria y poética. Fue autora de varios ensayos sobre las narrativas de José Emilio Pacheco, Gabriel García Márquez y la literatura femenina en el México contemporáneo. Su poesía está vinculada a acontecimientos de carácter social y político. Desde sus primeros libros, Eva Definida y Presentimiento de la corolla carnal dilatada, podemos ver la rebelión que se acentúa en obras como Presencia Soberana de la Patria y Gaviotas con la cruz abierta. Estas obras hacen referencia a la intervención norteamericana en Panamá y la masacre juvenil de 1964. En muchos de sus poemas, llenos de ironía, nostalgia y erotismo, los hechos sociales se fusionan con lo cotidiano y lo coloquial”.


Diana Morán participó en grupos de hombres y mujeres que, desde sus respectivas trincheras, llevaron a cabo la resistencia popular contra el levantamiento militar a fines de la década de 1940. Siempre dedicada a la lucha por los derechos humanos, antiimperialista y revolucionaria, se publicó su poesía combativa. en Panamá, Cuba, Colombia, México, Guatemala, Estados Unidos, Chile, España, entre otros países. Publicó sus artículos políticos en la revista panameña Tribuna Pública.


Vida literaria


En 1959 se publicó el primer conjunto de poemas de Diana titulado Eva Definida, edición en coautoría con su gran amiga Ligia Alcázar. Un libro experimental, en el que ambas reflejan las búsquedas e inquietudes estéticas y sociales del momento, un legado de movimientos de vanguardia y tendencias revolucionarias que marcaron el rumbo del pensamiento y la praxis política.


Bajo la influencia de poetas de la generación española de 1927 como César Vallejo, Pablo Neruda, Vladimir Mayakovsky y otros, ambas autoras buscaron expresar su angustia existencial, por un lado, y, por el otro, sus visiones de futuro. exponer su disconformidad con la realidad sociopolítica inmediata y proponer transformaciones profundas de la sociedad y del individuo.


Paralelamente se publicó el volumen colectivo ¡Exilio!, con prólogo de Gabriel García Márquez y epílogo del ilustre filósofo hispano mexicano Adolfo Sánchez Vásquez, quien recopiló relatos de escritores latinoamericanos exiliados en México. Los autores incluidos fueron Lizandro Chávez Alfaro, de Nicaragua; Poli Délano, de Chile; Miguel Donoso Pareja, de Ecuador; José Luis González, de Puerto Rico; Pedro Orgambide, de Argentina y Dimas Lidio Pitty, de Panamá. García Márquez destacó en el prólogo:


“Para muchos latinoamericanos, quizás el exilio ya sea su patria. Sobrevivientes de genocidio, tortura o encarcelamiento, vagabundos en París o Nueva York, trabajadores devoradores, soldados políticos, conspiradores internos, compañeros efímeros que se encuentran en Suecia o México; trabajadores, escritores, estudiantes, formamos –formamos- una legión errante que se identifica por ciertos rostros de desgracia o de furia fértil…”


Y, en el epílogo, Sánchez Vásquez (él mismo exiliado de España a consecuencia de la Guerra Civil de 1939 y fallecido en México en 2011) dijo:


“El exilio es una lágrima que nunca termina, una herida que nunca sana, una puerta que parece abrirse y nunca lo hace”.



En 1965 ella ganó el Premio Nacional de Literatura Ricardo Miró gracias a su libro Gaviotas de cruz abierta. Cuando un periodista le preguntó cómo se sintió al enterarse de que su poemario había ganado el Primer Premio en el Concurso Ricardo Miró, diría:


“Es una obra concebida como rondas infantiles para ser realizadas por y para niños, obra que nunca fue editada para su publicación. Por supuesto que me conmovió muchísimo, pero un tiempo después reflexioné sobre la responsabilidad de recibir el Primer Premio del Concurso Ricardo Miró, Sección Poesía. El hecho de haber tenido éxito es un estímulo que me obliga a trabajar, cada vez más, en la tarea de volver a entregar cuantitativa y cualitativamente a mis conciudadanos el trabajo digno, el trabajo que me permite cumplir, con la deuda que, como cualquier otra persona, tengo un contrato con la empresa de la que formo parte. El mérito del trabajo creativo no surge de inspiraciones repentinas ni de arrebatos líricos de sus actores, es sobre todo del esfuerzo diario, permanente y tenaz de quienes conciben su profesión con gran seriedad”.


Mirto es un género botánico que comprende una o dos especies de plantas con flores, de la familia Myrtaceae, originarias del sureste de Europa y el norte de África. Son plantas arbustivas con muchas ramas de hojas persistentes que pueden crecer hasta 5 m de altura.


Literatura social y poesía de combate


En la década de 1950, en plena Guerra Fría, Panamá vivió la caza de brujas desencadenada por el macartismo, dentro y fuera de Estados Unidos. Un anticomunismo importado y delirante veía moros, espantapájaros y demonios por todas partes. Una simple postura nacionalista, vengativa o socialmente preocupada era llamada “roja”, “comunista” y “subversiva”; y su defensor fue designado como “agente de Moscú” y “propagador de ideas exóticas y disolubles”.


Maestros, estudiantes, empleados públicos, dirigentes sindicales, profesores de la Universidad de Panamá e incluso profesionales independientes han sufrido acoso y persecución bajo estos pretextos. Algunos incluso fueron llevados a prisión. La vida de los ciudadanos se desarrolló en un clima de miedo y desconfianza.


Diana Morán tuvo que respirar este aire, en sus inicios como escritora. De origen humilde, estuvo vinculada desde pequeña a las incertidumbres, limitaciones, sueños, esperanzas, fracasos y decepciones de la vida cotidiana en los barrios populares de la capital del país. Muy pronto comprendió que, en un mundo atormentado por antagonismos, desigualdades e injusticias, el conformismo y la resignación eran signos de debilidad, de renuncia a la razón, a la libertad, a la justicia y, en definitiva, a la existencia.


Con su implicación en las luchas estudiantiles, cívicas y sindicales, pasó del idealismo juvenil a la conciencia de clase y la militancia política fundamentada, hasta convertirse en una destacada dirigente de la Asociación de Maestros de Panamá. Precisamente, como dirigente de los educadores, fue detenida e incomunicada por la dictadura cuartelaria instaurada en 1968.


Luego del golpe de Estado militar liderado por Omar Torrijos Herrera y Bors Martínez, el 11 de octubre de 1968, Diana Morán fue duramente perseguida, incluso fue detenida por estar vinculada a movimientos sociales y de izquierda, grupos como VAN - Vanguardia de Acción Nacional que luego se unió a la Frente de Resistencia Popular del FRP para resistir el golpe y el régimen militar.


La masacre del 9 de enero de 1964, día de los Mártires


Diana Morán participó en la lucha nacionalista en enero de 1964, denunciando, a nivel nacional e internacional, la masacre y agresión imperialista. Fue un movimiento popular que tuvo lugar en Panamá el jueves 9 de enero de 1964, con el objetivo de exigir la presencia e izamiento de la bandera panameña en el territorio de la Zona del Canal, una franja de tierra cedida a perpetuidad a Estados Unidos. por el Tratado de Hay-Bunau Varilla. Llegó a ser conocido como el Día de los Mártires.


El hecho histórico ocurrido del 7 al 10 de enero de 1964, demostró la capacidad del pueblo organizado para alcanzar objetivos y hacer valer sus derechos patrióticos cuando los jóvenes lideraban la lucha. La valentía de enfrentar a una policía armada, dispuesta a reprimir a personas que sólo defienden sus derechos y en especial su patrimonio nacional, como es la Zona del Canal.


La absurda idea de que la Zona del Canal pertenecía a Estados Unidos fue el detonante para que el pueblo panameño saliera a las calles. El izamiento de una bandera marcaría el inicio de una batalla que costó la vida a jóvenes panameños.


El incidente comenzó cuando se rompió la bandera que portaban los jóvenes, ya sea por malos tratos por parte de la policía o por los empujones que se dieron en ese momento entre los manifestantes. Cuando la noticia de la bandera rota se extendió por toda la ciudad, las calles estaban ocupadas. Se estima que entre 5.000 y 30.000 personas expresaron su apoyo a los jóvenes.



También se produjeron disturbios y represión en la Calle 4 de Julio, hoy conocida como Avenida Los Mártires. Una batalla campal que duró dos días. El primero de los llamados mártires, Ascanio Arosemena, un estudiante de 17 años, murió a causa de un disparo que lo alcanzó mientras ayudaba a evacuar a los manifestantes heridos. El hecho trajo repercusiones inmediatas como la ruptura de relaciones entre Panamá y Estados Unidos por parte del presidente Roberto Chiari.


Políticamente, el Canal de Panamá siguió siendo territorio de Estados Unidos hasta 1977, cuando los Tratados Torrijos-Carter iniciaron el proceso de transferencia del control territorial de la Zona del Canal a Panamá, proceso que finalizó el 31 de diciembre de 1999.


En 1969, un año después del golpe de Estado del 11 de octubre, debido a varias acciones de solidaridad de sus compañeros y del movimiento popular que resistió el golpe militar, fue detenida y, tras un mes y medio de prisión, salió como exiliada a Venezuela y luego a México, como muchos disidentes de la dictadura militar en Panamá. Fue la única poeta panameña exiliada por sus claras e inquebrantables convicciones.


Exilio en México


Diana llegó a México en 1969 y encontró, en las mismas condiciones, a su compañero Jorge Turner. Posteriormente llegaron otros patriotas panameños, como los poetas Ramón Oviero y José Manuel Bayard Lerma, y ​​los luchadores políticos Federico Britton, Evaristo Vásquez (luego veterano de la lucha sandinista, que cayó en defensa del pueblo de Nicaragua), Bolívar Crespo , Ubaldino Lezcano (hombre sencillo y honesto, que fue degradado y expulsado de la policía por tener conciencia cívica).


En ese momento oscuro en América Latina, marcado por las dictaduras del llamado fascismo de dependencia, México brindó hospitalidad y refugio a exiliados y perseguidos de todo el continente. En la capital azteca se reunían a diario argentinos, chilenos, bolivianos, uruguayos, ecuatorianos, brasileños, nicaragüenses, salvadoreños, guatemaltecos, dominicanos, panameños y haitianos, obligados a abandonar sus tierras. Eran ciudadanos de Gran Patria, patria del pueblo, como predicaban Manuel Ugarte y otros latinoamericanistas a principios del siglo XX.


Se creó el Comité de Solidaridad Latinoamericana, en el que dirigentes políticos e intelectuales y personalidades del exilio y de México unieron inquietudes y criterios para fortalecer las luchas y esfuerzos de los pueblos. Diana y los panameños estuvieron vinculados a las actividades del Comité de Solidaridad, del cual Turner era uno de los líderes.


Cada uno, a su manera, en su perspectiva y en su tono, buscó, como dicen, expresar su mundo y su tiempo, su ser y su estar en cada momento de cada día. En 1971 se publicó el libro Poesía joven de Panama, editado por Siglo XXI Editores, con obras de Diana Morán, Ramón Oviero, Dimas Lidio Pitty, Bertalicia Peralta y Agustín del Rosario.


La vida literaria en México


En México ocupó cargos como investigadora y profesora del Centro de Estudios Lingüísticos y Literarios de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), Unidad Iztapalapa, manteniendo siempre niveles de coordinación, encuentros y organización con otros combatientes panameños que también se encontraban en el exilio. Publicó sus artículos políticos en la revista panameña Tribuna Pública.



Crítica literaria y poética


Diana fue autora de varios ensayos sobre las narrativas de José Emilio Pacheco, Gabriel García Márquez y la literatura femenina en el México contemporáneo. Su poesía estuvo vinculada a acontecimientos de carácter social y político. Desde sus primeros libros, Eva Definida y Presentimiento de la corola carnal dilatada, se percibe la rebeldía que se acentúa en sus obras Presencia Soberana de la Patria y Gaviotas con la cruz abierta.


Estas obras hacen referencia a la intervención norteamericana en Panamá y la masacre juvenil de 1964. En muchos de sus poemas, llenos de ironía, nostalgia y erotismo, los hechos sociales se fusionan con lo cotidiano y lo coloquial.


Su vocación poética surge desde su adolescencia, en contacto con las inquietudes estudiantiles de sus compañeros del Nido de Águilas. En una entrevista destacaría sobre la poesía:


“Este deseo se reafirmó durante mis estudios universitarios. Mi producción ha sido enriquecedora desde que resolví el misterio de mi paso por la tierra, pues tuve que darme cuenta de que mis propios dolores, angustias y esperanzas germinan de los mismos dolores, angustias y esperanzas del pueblo panameño, de cuyas más humildes raíces vengo y porque pude asimilar metáforas anónimas y algo de la fuente inagotable del imaginario popular, sobre todo cuando era profesora en Antón”.


“El artista es un ser humano pensante y comprometido, obligado a afrontar sus circunstancias histórico-sociales. Condeno al escritor que se presenta como un pequeño Dios, sin responsabilidades hacia sus semejantes. La obra poética es un hecho social. En mi caso reflejo, a través de la maduración en mi interior, distintos aspectos positivos del mundo del que vengo y en el que vivo”.


En 1979, radicada en México, obtuvo su Doctorado en Literatura Hispánica en el Colegio de México con la tesis Cien Años de Soledad: novela de la desmitificación.


Totuma es el fruto del árbol de totumo que en Colombia, Venezuela y Panamá generalmente utilizan las ciudades originarias como utensilios de cocina. Se utiliza para contener líquidos y sólidos, agua potable y otras aplicaciones.


Muerte en el exilio


Diana murió en México en 1987. A petición suya, años después sus cenizas fueron esparcidas en las aguas del Canal de Panamá, debido al simbolismo histórico, la inspiración de sus poemas y el sentido de lucha que significaba para ella. Este deseo está impreso en un poema titulado Cuando yo murir:


“Cuando yo murir devuélveme a la lengua de la primera llama que traje, y allí a través de las aguas que dividen los barcos, arroja este polen a la boca del aire”.


Con el apoyo de organizaciones populares y sindicales del país, el evento se realizó a diecisiete años de su muerte, en 2004, con motivo del cuadragésimo aniversario de los hechos ocurridos en la gesta patriótica de enero de 1964. Asistieron profesores, políticos, grupos de estudiantes, escritores, idealistas y figuras de la vida nacional.


Su hermano Humberto Morán dijo que Diana convirtió su exilio en una carrera cultural. Declaró sentirse feliz con el homenaje de quienes la amaron y admiraron, que no la olvidaron:


“Para las nuevas generaciones, Diana Elsa dejó una excelente documentación para quienes se educaron, presentes y pasados, en la iniciación literaria”.


En su discurso, el escritor panameño Dimas Lidio Pitty, destacó:


“Esta ceremonia no es un rito funerario cualquiera, más que una separación o una despedida. Representó un homenaje de amor, homenaje, comprensión y solidaridad a una gran poeta, una mujer extraordinaria y una patriota sin debilidades”.


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