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La escritora colombiana silenciada en su propio país



Una mujer sin ataduras


Albalucía Ángel Marulanda, también conocida como Albalu, escritora y poeta colombiana, nació el 7 de septiembre de 1939 en la ciudad de Pereira, estado de Risaralda. Estudió el bachillerato en el Colegio de las Madres Franciscanas de Pereira. En 1955 se trasladó a Bogotá para realizar sus estudios universitarios en un ambiente menos provinciano. Estudió arte y literatura en la Universidad de los Andes, donde conoció a Marta Traba, crítica de arte, ya Gonzalo Arango, escritor y creador del Movimiento Nadaísta.


Albalucía siempre ha sido una escritora libre, pero una mujer a la que silenciaron por decir la verdad en un país de oídos cerrados. A partir de 1964 viajó a Europa para continuar sus estudios de arte en la Sorbona de París. También estudió cine en la Universidad de Roma.


Vivió un peregrinaje académico, cultural y musical por Roma, Barcelona y París, en tiempos de la revolución estudiantil de mayo de 1968. En la década de 1970 se trasladó a Barcelona donde conoció y frecuentó las casas de escritores del boom de la literatura latinoamericana, como Mario Vargas Llosa, Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes, Julio Cortázar y José Donoso, entre otros.



Su primera novela escrita en Europa fue Girasoles de invierno (1970), una historia sobre los diferentes aspectos del amor; el de pareja, el de las letras y el de las alucinaciones amorosas. También publicó Dos Veces Alicia, una novela de ciencia ficción y encanto basada en el imaginario de Alicia en el País de las Maravillas y La doble cara de Alicia como su alter ego.

En 1972 fue víctima de un intento de robo en Madrid que le dejó graves lesiones en la cabeza y la columna. Regresó a Colombia desilusionada. Tras unos meses de convalecencia y recuperación, regresó a Europa y realizó una profunda investigación histórica sobre la violencia de la década de 1940 en Colombia. En 1975, en Barcelona, ​​escribió su libro más importante.


Estaba la pájara pinta sentada en el verde limón


La novela Estaba la pájara pinta sentada en el verde limón no tiene un solo narrador. La narración es un encuentro que da voz a personas muy diferentes entre sí en la sociedad colombiana. El libro es dividido en tres momentos específicos de la historia colombiana:


El asesinato de Jorge Eliécer Gaitán en 1948,

La masacre de estudiantes de la Universidad Nacional en 1954,

El asesinato de Camilo Torres en 1966.


Uno de los propósitos de Albalucía es que la literatura sea muy cercana a la realidad. Por eso se involucró con herramientas como los recortes de prensa: en su libro de cuentos, ¡Oh gloria inmarcesible!, también hay un extenso collage de titulares que reafirman lo insólito de la realidad colombiana.



Lo más terrible era que no podías leer la prensa. Nos desterraron. Lo que está pasando ahora ha pasado. Mostraron unas fotos horribles. Era una prensa extraordinariamente sensacionalista. No has visto ni oído nada más que muertes, dice Albalucía.

Con este libro ganó el Premio Cali Experiencias. El ganador tendría la obra publicada; sin embargo, la editorial se negó a imprimir el libro porque mencionaba nombres de políticos de la época vinculados al período de violencia en Colombia. Además, las mujeres tenían poca credibilidad en el campo literario, dominado por escritores masculinos.



El Colcultura - Instituto Colombiano de Cultura imprimió el libro como parte de la colección de la Biblioteca Cultural de Colombia, con una tirada de 100.000 ejemplares. La obra fue publicada en medio de la lucha por representar el sentido estético, histórico y político de un pasado y un presente violentos.


Juan Gustavo Cobo Borda, un escritor contemporáneo de Albalucía, director del programa de televisión Páginas de Colcultura y la revista Gaceta, recuerda que el libro circuló muy bien, esa colección se vendió en todo el país y los diarios les daban noticias gratis.

Algunos factores que influyeron en la mala lectura de la novela Estaba la pájara pinta sentada en el verde limón tienen que ver con el hecho de que Albalucía fue tildada de mujer “loca” o “descarada” por ser una revolucionaria en una tradición de hombres y pocas mujeres.




También influyó el hecho de que Albalucía escribiera en un registro experimental, al estilo de Virginia Woolf, que muy poco se había practicado en Colombia y que los lectores desconocían.

Una vez agotadas las ediciones de Colcultura, esperó nuevas propuestas editoriales para que el libro fuera imprimido nuevamente en Colombia, lo que no sucedió.


Estaba la pájara sentada en el verde limón consta del capítulo cero y cuatro partes numeradas. La primera parte tiene cinco capítulos; el segundo, ocho; el tercero, nueve; el cuarto, dos.

En veinticinco capítulos se construyen siete pequeñas historias, articuladas en dos grandes narrativas: el relato personal de Ana (infancia en la provincia y años en Bogotá) y la historia de la violencia en Colombia, Bogotazo, violencia política durante los gobiernos conservador y dictatorial Muñoz Sastoque, del Frente Nacional.

El estilo literario de Albalucía

Investigadores y estudiosos de la novela colombiana y latinoamericana se han inspirado en sus temas sociales, la expresividad del lenguaje, la técnica autobiográfica y las influencias literarias femeninas que provienen de Virginia Woolf y Simone de Beauvoir.

La escritora no se dedicó solo al romance, también incursionó en textos para teatro, ensayo y poesía. Muchas de sus obras tienen una perspectiva feminista y tratan temas como los derechos de las mujeres. También ha escrito varios artículos para periódicos y revistas, como Diario del Caribe, La Nueva Prensa y El Espectador. Su estilo independiente se divide en tres períodos:

1970 a 1972, entre la realidad y la ficción;

1973 a 1979, más investigativo sobre la realidad y las historias colombianas;

1980 a 1984, con énfasis en el feminismo y un enfoque posmoderno.

En 1979, Ángel publicó una colección de cuentos titulada: ¡Oh gloria inmarcesible! Los artículos allí publicados conforman una colección de relatos de humor negro sobre la política del país, sus protagonistas y el narcotráfico. El libro fue vetado por ser clasificado como "pornográfico".

Feminismo

Hacia la década de 1980 abordó el feminismo en otras dos narrativas de extraordinaria calidad: Misiá Señora, publicada en 1982 y Las Andariegas, publicada en 1984, un poema épico que explora la percepción sensorial de personajes femeninos que transitan entre diferentes espacios y tiempos.

Misiá Señora rememora la infancia de Albalucía con las mujeres que la acompañaban: su madre, su abuela y las voces desiguales de otras mujeres destinadas al encierro por el mundo patriarcal. El libro representa un viaje incesante a través de la historia y la geografía de la humanidad. Un grito contra la censura y la injusticia contra la mujer en todos los tiempos.

El libro inspiró a los investigadores a proponer el concepto de cronotopo errante, errante sin rumbo ni destino, para ilustrar la importancia de la mujer y la historia desde un punto de vista femenino. Se destaca como una autora con una fuerte conciencia política en relación con la literatura de género, la subordinación y la represión.


Cronotopo es una palabra griega que significa espacio-tiempo, representa la interconexión fundamental entre las categorías kantianas de espacio y tiempo asimiladas de manera artística. El término se usó inicialmente en ciencias matemáticas y luego se introdujo y se basó en la Teoría de la Relatividad de Einstein.


La falta de reconocimiento de los pares literarios en América Latina se ha extendido a todo el universo editorial. Por su condición de mujer y por las verdades históricas narradas en su novela, fue marginada por las grandes editoriales que todos los años reimprimían las novelas de renombrados escritores de naciones latinoamericanas, pero no la suya. Honrada por las universidades europeas como una de las principales escritoras del boom latinoamericano, poco se sabe de ella en su propio país.

Una admiradora que se convirtió en su amiga

"Lo que pasó con la obra de Albalucía es realmente un feminicidio", dice Alejandra Jaramillo, escritora y profesora de la Universidad Nacional de Colombia radicada en Bogotá. Alejandra estudió literatura en la Universidad de los Andes, donde la profesora Paulina de San Ginés que mostró a ella y a otros estudiantes de literatura las novelas de Albalucía a principios de la década de 1990.

“¿Cómo es posible que una cultura no entienda la importancia de esto? Fue la pregunta que motivó a Alejandra a hacer su tesis de graduación sobre la obra de Albalucía.

¿De qué hablamos cuando hablamos de Albalucía?

Así se tituló la conferencia de Alejandra, impartida el 5 de octubre de 2019, en el lanzamiento de la narrativa completa de Albalucía Ángel, publicada por la Secretaría de Cultura de Pereira durante la Feria del Libro Eje del Café. En la feria se presentaron seis obras narrativas reeditadas.



En 1997, cuando Alejandra estudiaba una maestría en Nueva Orleans, Paulina, su profesora la llamó para informarle que Albalucía estaba en Estados Unidos y le recomendó a Alejandra que la buscara. Gracias a eso, cumplió su sueño de conocer a su escritora favorita. En Nueva Orleans, con sus colegas de maestría, organizó un evento sobre personajes latinoamericanos.

Tras veintidós años de amistad, Albalucía y Alejandra están unidas por una misma lucha: resistir como escritoras libres. Escuchar a Albalucía hablar de Alejandra ya Alejandra hablar de Albalucía es presenciar una hermandad que permitió que ellas y otras escritoras salieran a la luz por la generosidad del género.



Reconocimiento tardío

En 2006, en Colombia, recibió un homenaje del Ministerio de Cultura, que incluía a varios escritores colombianos, y en 2015, cuando su libro Estaba la pájara sentada en el verde limón cumplió cuarenta años de publicación, la editorial Ediciones B realizó una publicación comercial. Como resultado, su trabajo se hizo más conocido en el país. En octubre de 2019, la Secretaría de Cultura de Pereira reeditó la obra completa de Albalucía Ángel, presentada como colección durante la Feria del Libro Eje del Café.



La escritora actualmente vive en California, visita Colombia ocasionalmente y sigue siendo una voz crítica sobre los desarrollos políticos y sociales del país.


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