¿Blog? Sí. Con Viejo Online y Farfala tras bastidores

Quítate los zapatos en la entrada, pero deja los prejuicios afuera

Me llamo Horacio Guimarães. Tengo 70 años, una columna que cruje y un perro llamado Botox que entiende más de poesía que muchos influenciadores por ahí.

Aquí no vas a encontrar teoría literaria con palabras que suenan a dolor de espalda. Ni elogios innecesarios a autores que escribieron mucho, dijeron poco y aun así ganaron premios. Tampoco hay espacio para quienes creen que leer es un deporte de élite o que la juventud arruinó la literatura con emojis.

Este es un espacio para quienes leen con el estómago. Para quienes han llorado leyendo a Dostoievski o se han reído a mitad de una frase de Kafka sin saber por qué.Para quienes se arrepintieron de un amor y usaron un libro como muleta. Para quienes están perdidos, pero se pierden con elegancia.

Los textos aquí son cortos. Porque el tiempo es corto. Pero el pensamiento no lo es.A veces encontrarás a mi amigo Anselmo por aquí, un ermitaño genial que escribe y nunca publica nada de lo que escribe. A veces aparece mi hija Bianca, que heredó el amor por la literatura, o mi hijo Gabriel, que lleva el dolor en el bolsillo como un billete antiguo.

Por supuesto, está Farfala, un insecto social que vuela entre la lucidez y la locura, y comenta este mundo con la ligereza de quien no tiene que pagar impuestos. Y si un texto te incomoda, perfecto. Tal vez estés listo para leer el siguiente.