América precolombina – Introducción
- campusaraujo
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La América precolombina se refiere a las civilizaciones y culturas que existían en las Américas antes de la llegada de los europeos, especialmente con Cristóbal Colón en 1492. Este término abarca miles de años de historia indígena, desde las primeras migraciones por el estrecho de Bering hasta transformaciones culturales como la revolución neolítica, mucho antes de la imposición del dominio europeo en el siglo XVI. La definición académica del término es amplia, incluyendo desde sociedades nómadas hasta grandes imperios urbanizados.
La era precolombina se divide en tres fases principales: paleo americana (o paleo indígena), arcaica y tardía. Varias civilizaciones se desarrollaron en este período con características destacadas, como asentamientos permanentes, agricultura sofisticada, arquitectura monumental y sistemas sociales complejos. Algunas culturas desaparecieron antes de la llegada de los europeos y se conocen solo por vestigios arqueológicos. Otras, como los mayas, coexistieron con los conquistadores y dejaron registros escritos, aunque muchos de estos documentos fueron destruidos por europeos que los consideraban heréticos.
Se estima que alrededor de 5 millones de indígenas vivían en las Américas antes de la colonización, según el arqueólogo Eduardo Neves. Las civilizaciones precolombinas, como los aztecas, mayas e incas, influyeron profundamente en la historia del continente con sus conocimientos en astronomía, agricultura, ingeniería y espiritualidad. A pesar de la destrucción causada por la colonización, vestigios materiales y algunos registros preservados permiten vislumbrar la riqueza de estas culturas, que continúan influyendo en las sociedades actuales y desafiando la visión eurocentrista de la historia.
El término “precolombino” se refiere a las culturas indígenas de las Américas antes de la llegada de Colón en 1492, aunque, en la práctica, también incluye los períodos en que estas civilizaciones existieron hasta ser conquistadas o fuertemente influenciadas por los europeos. El término se aplica generalmente a las grandes civilizaciones de Mesoamérica —como los olmecas, mayas y aztecas— y de los Andes —como los incas, mochicas y chibchas.
Estas culturas presentaron notables avances en arquitectura, astronomía y matemáticas. Un ejemplo es Tenochtitlán, capital azteca, con alrededor de 200 mil habitantes. A pesar de las transformaciones causadas por la colonización, muchas tradiciones de estos pueblos aún sobreviven entre sus descendientes, muchas veces mezcladas con influencias culturales más recientes. Estas civilizaciones dejaron un legado duradero en las Américas.
Cada una de estas civilizaciones ocupaba regiones geográficas distintas, pero compartía características fundamentales, como economías agrícolas, expresiones artísticas y científicas, sociedades jerarquizadas y sistemas religiosos complejos. El final de estas civilizaciones estuvo marcado por eventos como la llegada de los europeos, conflictos, enfermedades introducidas por los colonizadores y la desestructuración social, lo que resultó en el declive de estas culturas ricas y complejas.
Civilizaciones precolombinas |
Olmecas Considerada la “civilización madre” de Mesoamérica, los olmecas vivieron entre 1500 a.C. y 400 a.C., en la región del actual Golfo de México. Crearon centros ceremoniales como San Lorenzo y La Venta, destacándose por esculturas monumentales, como cabezas colosales. Desarrollaron prácticas agrícolas, un calendario y símbolos previos a la escritura. Su cultura influyó directamente en civilizaciones posteriores, como los mayas y los aztecas. Los olmecas establecieron redes comerciales y adoraron a dioses vinculados a la naturaleza, como el jaguar, símbolo de poder espiritual y fertilidad. |
Mayas La civilización maya floreció entre 2000 a. C. y 1500 d. C., principalmente en la península de Yucatán, Guatemala y Honduras. Conocidos por su arquitectura monumental, como pirámides y palacios, también desarrollaron un sistema de escritura jeroglífica y un sofisticado calendario. Los mayas sobresalieron en matemáticas y astronomía, creando observatorios y prediciendo eclipses con precisión. Vivían en ciudades-estado autónomas, con una élite sacerdotal dominante. A pesar del colapso de muchas ciudades antes de la llegada de los europeos, su cultura aún sobrevive entre los pueblos descendientes. |
Aztecas Los aztecas formaron un poderoso imperio en el centro de México entre los siglos XIV y XVI, con capital en Tenochtitlán, donde hoy se encuentra la Ciudad de México. Eran guerreros expansionistas que recaudaban tributos de los pueblos dominados. Desarrollaron una agricultura avanzada, como las chinampas (islas artificiales), y sobresalieron en arquitectura, artes y religión. Adoraban a dioses como Huitzilopochtli, exigiendo sacrificios humanos. Su sociedad estaba estratificada y militarizada. Fueron derrotados por los españoles en 1521, liderados por Hernán Cortés, con el apoyo de pueblos indígenas rivales. |
Teotihuacanos La civilización teotihuacana floreció entre los siglos I y VII d.C. en el actual México, siendo su capital, Teotihuacán, una de las ciudades más grandes del mundo antiguo. Destacaron por la construcción de las pirámides del Sol y de la Luna y la Calzada de los Muertos. Tenían una religión compleja, con culto a dioses como Quetzalcóatl. Aunque su escritura sigue siendo poco comprendida, su arte y urbanismo influyeron en los mayas y los aztecas. El colapso de la ciudad sigue siendo un misterio, pero su legado fue duradero. |
Toltecas Los toltecas florecieron entre los siglos X y XII en el centro de México, con capital en Tula. Fueron influenciados por culturas anteriores como Teotihuacana y los mayas. Conocidos por sus esculturas monumentales, como los Atlantes de Tula, y por su arte militarista, valoraban la guerra y los sacrificios humanos. Su dios principal era Quetzalcóatl, también adoptado por los aztecas. La cultura tolteca fue idealizada por los aztecas como símbolo de sabiduría y poder, aunque su imperio duró relativamente poco. |
Zapotecas Los zapotecas habitaron el actual estado de Oaxaca, en el sur de México, entre 500 a. C. y 900 d. C., más notablemente en la ciudad de Monte Albán. Desarrollaron uno de los primeros sistemas de escritura en Mesoamérica y un calendario complejo. Su sociedad era jerárquica y practicaban rituales religiosos en templos y plazas. Tras la decadencia de Monte Albán, su cultura influyó en los mixtecos. Los zapotecas resistieron la dominación azteca y aún hoy mantienen viva parte de su cultura. |
Mixtecos Los mixtecos vivieron en la región de la actual Oaxaca y áreas adyacentes, prosperando entre los siglos X y XVI. Conocidos por su habilidad en metalurgia, cerámica y códices ilustrados, registraron su historia en manuscritos ricamente decorados. Desarrollaron centros urbanos como Tilantongo y Monte Albán (después de los zapotecas). Tenían una élite guerrera y una mitología compleja. Cuando llegaron los españoles, los mixtecos ya estaban en contacto con los aztecas. Parte de su cultura y lengua aún persiste en las comunidades indígenas actuales. |
Incas El Imperio Inca fue la civilización más grande de América del Sur, extendiéndose desde el actual Ecuador hasta Chile, con capital en Cusco, Perú. Floreció entre los siglos XIII y XVI. Los incas construyeron caminos, terrazas agrícolas y ciudades como Machu Picchu. Aunque no tenían escritura, utilizaban quipus para los registros contables. Su sociedad estaba altamente organizada, con una religión centrada en el dios Sol. Fueron conquistadas por Francisco Pizarro en 1533, pero su legado cultural y arquitectónico sigue vivo en los Andes. |
La llegada de Cristóbal Colón
Las civilizaciones precolombinas son las culturas indígenas americanas que se desarrollaron en Mesoamérica (parte de México y Centroamérica) y en la región andina (occidente de Sudamérica) antes de la exploración y conquista española en el siglo XVI.
Estas civilizaciones representaron avances extraordinarios en la sociedad y la cultura humanas, comparables con las primeras civilizaciones de Egipto, Mesopotamia y China. Las culturas precolombinas habitaron América antes del inicio de la colonización europea, marcada por la llegada de Cristóbal Colón en 1492.
Al llegar al Caribe, Colón creía haber alcanzado las Indias, por lo que llamó a los nativos “indios”. Entre las diversas culturas americanas, destacan tres grandes civilizaciones: los aztecas en Mesoamérica, los mayas en la península de Yucatán y los incas en los Andes centrales.
Estas sociedades desarrollaron formas complejas de organización política, social y económica, construyeron monumentos y ciudades, y poseían avanzados conocimientos en astronomía, arquitectura, matemáticas y agricultura. Por otro lado, también existían grupos nómadas o semisedentarios, cuya economía se basaba en la caza y la recolección.
Estas poblaciones, debido a su movilidad y estructura descentralizada, ofrecieron mayor resistencia a la dominación europea. El término “precolombino” abarca, por lo tanto, una diversidad de pueblos y modos de vida que existieron en el continente americano antes de la imposición del dominio europeo a partir del siglo XVI.
Estados Unidos antes de la llegada de Cristóbal Colón
Antes de la llegada de los colonizadores, el territorio que hoy corresponde a los Estados Unidos estaba habitado, cultivado y preservado por pueblos indígenas nativos. Según el Bureau of Indian Affairs, actualmente existen 574 tribus reconocidas, aunque se estima que más de mil civilizaciones distintas existieron en la era precolombina, período anterior a la influencia europea. Estas civilizaciones variaban según el ambiente geográfico, y muchas eran comunidades pacíficas de cazadores-recolectores.
Los estudiosos suelen agruparlas en regiones: noreste, noroeste, suroeste, sureste y grandes llanuras. La influencia de estos pueblos sobre los Estados Unidos es profunda: sus técnicas agrícolas, valores, espiritualidad, cultura y moda moldearon la historia y siguen presentes hasta hoy.
Aunque frecuentemente olvidados en las narrativas oficiales, los pueblos nativos sentaron las bases de la sociedad norteamericana. Su contribución fue esencial para el desarrollo del país, y sin su presencia inicial, los Estados Unidos modernos quizás ni siquiera existirían. Reconocer esta herencia es fundamental para comprender la diversidad y la riqueza cultural de la nación.
Aunque la llegada de Colón a América en 1492 es ampliamente conocida, comprender la historia va más allá de memorizar fechas. Investigadores como Seixas, Morton, Pagès y Santisteban sostienen que la enseñanza debe estimular el pensamiento histórico, analizando causas, consecuencias y significados sociales. La enseñanza tradicional presenta el “descubrimiento” como una hazaña heroica, centrada en Colón, ignorando los impactos de la colonización en los pueblos nativos. Esta visión eurocéntrica retrata a Estados Unidos como una tierra vacía y aún por civilizar. Durante años, la educación en España reforzó esta perspectiva sin considerar el punto de vista de los colonizados. El artículo propone un enfoque de enseñanza más crítico que anima a los estudiantes a investigar diferentes fuentes, comparar versiones y reflexionar sobre las implicaciones sociales y culturales de los acontecimientos históricos. La historia enseñada debe comprometerse con el presente y con los contextos de los estudiantes, especialmente en los países iberoamericanos, donde el legado colonial aún influye en la sociedad actual. Basado en el artículo La narrativa del colonizador: La narrativa del colonizador: América precolombina, un contenido ‘invisible’ en los libros de texto españoles, Juan Ramón Moreno-Vera y Francisco José Martínez-Llorca. |
De las migraciones a las civilizaciones precolombinas
Los primeros seres humanos llegaron a América hace unos 15 mil años. La teoría más aceptada es que el estrecho de Bering fue la vía utilizada para la migración desde Asia hacia nuestro continente. Algunos investigadores sostienen que este camino fue recorrido a pie, y otros, que los seres humanos llegaron en embarcaciones, mediante navegación de cabotaje, sin alejarse de la costa. Existen dudas sobre si la llegada de la especie humana a América ocurrió en una sola ola migratoria o en dos o más.
La migración de los pueblos antiguos superó las fronteras de la actual América del Norte, extendiéndose por México, América Central y América del Sur. A lo largo de milenios, estos grupos formaron civilizaciones complejas, construyendo templos, pirámides y ciudades impresionantes.
Las civilizaciones más notables de este período fueron los aztecas, los mayas y los incas, que desarrollaron sistemas sociales, políticos y religiosos sofisticados, además de expresiones artísticas destacadas. Aunque muchas de estas culturas fueron destruidas tras el contacto con los europeos, víctimas de guerras y enfermedades, dejaron un legado duradero. Sus artefactos son considerados algunos de los más ricos y elaborados de la historia.
El estudio de estas civilizaciones muestra que el continente americano ya poseía una larga y compleja trayectoria cultural mucho antes de la colonización europea. Reconocer la importancia de estos pueblos es esencial para comprender la diversidad histórica de las Américas y valorar las raíces indígenas que aún influyen en las culturas locales hasta hoy.
Así como las antiguas civilizaciones del Viejo Mundo, las del Nuevo Mundo estuvieron marcadas por reinos e imperios, grandes monumentos y ciudades, además de un notable refinamiento en las artes, la metalurgia y la escritura. Las civilizaciones antiguas de las Américas también revelan, en su trayectoria, patrones cíclicos similares de crecimiento y declive, de unidad y fragmentación.
Pueblos precolombinosLos pueblos precolombinos habitaron las Américas antes de la llegada de los conquistadores españoles y desarrollaron grandes civilizaciones en las diferentes regiones del continente. En Mesoamérica, civilizaciones como los olmecas, teotihuacanos y zapotecas florecieron, contribuyendo con legados culturales y religiosos significativos. Los mayas, conocidos por sus contribuciones a la astronomía y la arquitectura, se destacaron como una civilización avanzada. En el Valle de México, los aztecas formaron una sociedad compleja, centrada en la agricultura y en una religiosidad polifacética. En América del Sur, los incas establecieron el vasto Imperio Tahuantinsuyo, caracterizado por una sociedad altamente organizada y una economía basada en la agricultura en terrazas. |
Comunidades agrícolas
Los primeros pueblos de América eran cazadores-recolectores nómadas, organizados en pequeños grupos que se desplazaban en busca de alimentos. Con el paso del tiempo, especialmente hace unos 9 mil años, algunas comunidades comenzaron a practicar la agricultura, inicialmente en las regiones de la Cordillera de los Andes y Centroamérica. En estas zonas, empezaron a cultivar maíz, papa, calabaza, frijol y tomate, lo que permitió la sedentarización y el surgimiento de las primeras aldeas y ciudades del continente.
En Mesoamérica, el estilo de vida agrícola se consolidó hacia 1500 a.C., cuando surgieron comunidades sedentarias basadas en cultivos como maíz, frijol, chiles y algodón. Estos grupos producían cerámica, tejidos y vivían de forma relativamente igualitaria, con aldeas autónomas y autosuficientes.
Sin embargo, entre 1200 y 900 a.C., comenzaron a surgir señales de cambios profundos: la construcción de pirámides, plataformas y monumentos de piedra indicó el surgimiento de estructuras sociales más complejas y jerarquizadas. Este proceso gradual de transformación marca el inicio de las grandes civilizaciones americanas, basadas en una agricultura desarrollada y en formas sofisticadas de organización política y cultural.
Horizonte olmeca
Estas transformaciones surgieron inicialmente en la región sur de la costa del Golfo del actual México, y las esculturas, realizadas en un estilo hoy conocido como olmeca, son presumiblemente representaciones de jefes o gobernantes. Con base en estas y otras evidencias arqueológicas, se infiere el desarrollo de una sociedad estructurada en clases y políticamente centralizada. Posteriormente, surgieron otras grandes ciudades y centros urbanos en regiones vecinas que también presentaban el estilo artístico olmeca.
Este llamado horizonte olmeca (es decir, una difusión cultural simultánea en lugares geográficamente distintos) representa el primer apogeo, o era de “unificación”, en la historia de la civilización mesoamericana. Después de 500 a.C., la “unificación” olmeca dio lugar a una era caracterizada por estilos regionales distintos y reinos independientes —período que incluye las fases del Formativo Tardío y el Clásico— y que perduró hasta aproximadamente 700–900 d.C. Entre las civilizaciones más conocidas de ese período están los mayas, zapotecas, totonacas y teotihuacanos. Aunque compartían una herencia común dejada por los olmecas, estas culturas también presentaban muchas diferencias entre sí.
El surgimiento de otras civilizaciones
Los mayas se destacaron en actividades intelectuales, como la escritura jeroglífica, la creación de calendarios y el desarrollo de la matemática. Por su parte, la civilización de Teotihuacán, ubicada en el Valle de México, enfatizaba el poder político y comercial. Teotihuacán se convirtió en un centro urbano con unos 150 mil habitantes, y su influencia cultural y económica se extendió por gran parte de Mesoamérica.
Por ello, Teotihuacán representó un segundo gran apogeo civilizacional, o una nueva fase de “unificación”, entre aproximadamente 400 y 600 d.C. El poder de Teotihuacán comenzó a declinar después de 600 d.C., iniciando un período turbulento, marcado por la disputa entre diversos estados e imperios emergentes por la supremacía regional.
Entre estos competidores estaban los toltecas de Tula, en el centro de México, que dominaron entre 900 y 1200 d.C., durante el llamado Período Posclásico Inicial. Con el declive de los toltecas, el Período Posclásico Tardío estuvo nuevamente dominado por guerras y rivalidades hasta 1428, cuando los aztecas derrotaron a la ciudad rival de Azcapotzalco y emergieron como la principal potencia de la región central de México. Este último gran imperio indígena de Mesoamérica fue conquistado por los españoles, liderados por Hernán Cortés, en 1521 ֎
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