La sociedad egipcia se originó hace casi 6 mil años, en el noreste de África, en un territorio bañado por el mar Mediterráneo, al norte, y el mar Rojo, al este. El río Nilo atraviesa Egipto de norte a sur y recorre más de mil kilómetros de desierto, formando una franja de vida y riquezas naturales. Fue en esta zona donde se asentó la mayor parte de la población, ya que el resto del territorio egipcio estaba formado por tierras áridas y desérticas. El río era a la vez fuente de recursos y vía de comunicación.
Esta región estaba ubicada en el Creciente Fértil, formado por los ríos Tigris, Éufrates, Nilo y Jordán, que actualmente corresponde a los territorios de Egipto, Irak, Siria, Israel, Líbano y Jordania. Egipto fue la única civilización de la época y de la región que se consolidó como un reino unificado, a diferencia de, por ejemplo, de Mesopotamia que, a pesar de haber pasado por varios reinos, nunca se unificó por completo. Esto, en parte, se explica por la necesidad de un Estado centralizado que organizara las obras de riego necesarias para garantizar la supervivencia de la población.
El Nilo fue fundamental para la construcción de la civilización egipcia, ya que sus frecuentes inundaciones fertilizaban el suelo. Como sus aguas perennes no se secaban en determinadas épocas del año, era posible canalizarlas mediante obras de riego. Se crearon canales artificiales por donde pasaba el agua para regar las plantaciones más alejadas de las orillas del río.
El nombre "Egipto" proviene del griego Aegyptos, la pronunciación griega del antiguo nombre egipcio Hwt-Ka-Ptah (Mansión del Espíritu de Ptah), originalmente el nombre de la ciudad de Menfis, la primera capital de Egipto y famoso Centro religioso y comercial. En la Antigüedad, el territorio era conocido como Kemet (Tierra Negra), debido al rico suelo oscuro a lo largo del Nilo, donde comenzaron los primeros asentamientos. Más tarde pasó a ser conocida como Misr, que significa país, nombre que los egipcios todavía utilizan hoy en día para hablar de su nación.
Egipto prosperó durante miles de años (alrededor del 8.000 a.C. al 30 a.C. aproximadamente) como una nación independiente cuya cultura era famosa por sus grandes avances en todas las áreas del conocimiento, desde las artes hasta la ciencia y desde la tecnología hasta la religión. Sus grandes monumentos reflejan la profundidad y la grandeza de la cultura egipcia que influyó en tantas civilizaciones antiguas, incluidas Grecia y Roma.
Desierto y geografía árida
Egipto es una tierra de dualidad y ciclos, tanto en topografía como en cultura. La geografía es casi en su totalidad desértica y árida, a excepción de una zona verde y exuberante que se extiende a ambos lados del Nilo. El río nace en el extremo sur, en lo profundo de África, y desemboca en el mar Mediterráneo por el norte, tras extenderse desde un único cauce hasta formar un sistema en forma de abanico, conocido como delta, en su tramo más septentrional. El valle del río está flanqueado por imponentes acantilados de piedra caliza y arenisca, con depósitos de otras piedras más duras, como el granito, que se encuentran en la zona de Asuán, al sur.
Los acantilados son paredes escarpadas que se encuentran en las costas de casi todo el mundo, talladas por la lenta pero constante acción del agua del mar, a través de olas y mareas, y por la lluvia, que tras un largo periodo golpeando la roca, termina esculpiéndola, dando lugar a costas altas y escarpadas, resultado directo de la erosión marina.
Una de las razones de la estabilidad general de la cultura egipcia fue que estaba en gran medida aislada en virtud de su geografía. Con altos acantilados y vastos desiertos que bordeaban el este y el oeste, el mar al norte y una serie de enormes rápidos del Nilo al sur, el tramo de valle fluvial que dio origen al Egipto dinástico era bastante cerrado. El Nilo proporcionó una fuente constante de agua vital y creó las tierras fértiles que sustentaron el crecimiento de la civilización egipcia.
El ritmo del Nilo
La inundación del Nilo ha sido un ciclo natural importante en Egipto desde la Antigüedad. Las fuertes lluvias caídas en las tierras altas de Etiopía provocaron que las aguas comenzaran a subir en junio, inundando el valle del Nilo y depositando suelo rico en nutrientes. Al hacerlo, transformó el desierto en tierras de cultivo productivas. Gracias a la previsibilidad del río, los egipcios construyeron un imperio basado en la riqueza agrícola. Cultivaban alimentos básicos como trigo y cebada, así como cultivos industriales como lino y papiro. Los agricultores desarrollaraban un complejo sistema de riego, cavando canales para dirigir las aguas de las inundaciones y saturar el suelo, preparándolo para la siembra. El barro de las riberas del río se transformó en ladrillos utilizados en la construcción.
El río como carretera natural
El Nilo proporcionaba una carretera natural para el transporte de mercancías y personas. La mayoría de las ciudades importantes estaban ubicadas a lo largo de las orillas del río. Los barcos transportaban a comerciantes, mensajeros y ejércitos por todo el reino. Los materiales de construcción y otros bienes podrían transportarse rápidamente. El viaje de Menfis a Tebas normalmente duraba hasta dos meses durante la estación seca, pero en la temporada de inundaciones este mismo viaje se reducía a unas dos semanas.
La renovación anual de la tierra por el Nilo influyó en la visión que tenía el pueblo del Antiguo Egipto sobre la vida, la muerte y el más allá. Gran parte de su identidad cultural estaba ligada a lo que observaban en el mundo natural que los rodeaba. El amanecer y el atardecer; los movimientos de las estrellas en el cielo; las inundaciones anuales del Nilo; plantar, cultivar y cosechar servían como evidencia de una vida diaria regularmente renovada por las fuerzas naturales. Los egipcios veían sus propias vidas como un ciclo: nacían, crecían, morían y, lo más importante, renacían.
Las Dos tierras
Los antiguos egipcios dividieron su país en Dos Tierras. El Bajo Egipto estaba en el norte y terminaba en el Delta del Nilo. El Alto Egipto estaba en el sur. Para los antiguos, Kemet o “tierra negra” denotaba la tierra rica y fértil del Valle del Nilo, mientras que Deshret o “tierra roja” se refería al desierto cálido y seco. El papel del faraón era unificar las Dos Tierras.
El desierto occidental (Sáhara) tenía aproximadamente el doble de tamaño que el desierto oriental (Arábigo). Estos desiertos eran inhóspitos y creaban zonas de amortiguamiento entre Egipto y sus vecinos. El aislamiento físico permitió a Egipto construir y defender una civilización distinta y única.
Civilización egipcia
La civilización egipcia era extremadamente sofisticada. Como todos los pueblos antiguos, los egipcios eran excelentes astrónomos. Observando la trayectoria del sol, dividieron el calendario en 365 días y un día en 24 horas, que todavía hoy utilizan la mayoría de los pueblos occidentales.
En medicina, escribieron varios tratados sobre medicamentos para curar enfermedades, cirugías y descripciones del funcionamiento de los órganos. Existían médicos especialistas y sus auxiliares, equivalentes a las enfermeras actuales. La sociedad egipcia desarrolló una escritura compuesta por jeroglíficos con figuras de animales, partes del cuerpo u objetos cotidianos que se utilizaba para registrar la historia, los textos religiosos, la economía del reino, etc.
Sociedad egipcia
La organización social de Egipto no se caracterizaba por la movilidad, por lo que la clase social estaba determinada por el nacimiento. Fue una monarquía teocrática profundamente marcada por una organización politeísta, con todo el cuerpo político y social determinado según la creencia en la divinidad del líder político. El faraón ocupaba la cima de la pirámide, venerado como un verdadero dios, considerado como el intermediario entre los seres humanos y otras deidades.
Por debajo de él, en la categoría social más alta estaban los sacerdotes, que ejercían el poder religioso y ocupaban cargos administrativos. Junto con los nobles, los sacerdotes formaban la corte real. Tanto la nobleza como el sacerdocio eran hereditarios y constituían la élite militar y terrateniente.
Los escribas eran responsables de la administración real, recaudando y organizando impuestos ya que eran los únicos que dominaban la escritura. Estaban al servicio del Estado para planificar, supervisar y controlar la economía. Ellos fueron quienes escribieron las hazañas del faraón durante su reinado, en textos que serían colocados en las tumbas después de la muerte de los faraones.
La base de la pirámide social estaba formada por sirvientes, artesanos, campesinos, esclavos (en determinadas épocas, como los hebreos durante el reinado de Ramsés II) y soldados. El ejército estaba formado por jóvenes llamados a filas en tiempos de guerra y soldados mercenarios extranjeros contratados por el Estado. Los artesanos eran trabajadores asalariados que ejercían diferentes oficios como canteros, carpinteros, joyeros, etc. La mayoría de la población eran campesinos que trabajaban en la agricultura y la ganadería.
Las mujeres ocupaban una posición prestigiosa y podían desempeñar cualquier función política, económica o social en igualdad de condiciones con los hombres en su categoría social. Incluso podrían ser faraones, como era el caso de Cleopatra.
Gobierno y política
Como ya hemos dicho, el gobierno estaba organizado en forma de teocracia, término de origen griego, en el que théos significa “dios” y kratos, del que deriva el sufijo “cracia”, significa “poder”, en el sentido del gobierno. La teocracia se organizaba en torno al faraón, una deidad viviente, emisaria de las demás deidades del panteón politeísta egipcio, según la creencia religiosa. Como resultado, el Estado era una institución fuerte y autoritaria, representada por el faraón.
El faraón, no sólo un rey
Con poderes ilimitados, el faraón gobernaba el reino, dictaba las leyes, poseía la mayor parte de las tierras, comandaba el ejército, controlaba el comercio y a gran parte de la población. Para los egipcios era un dios. Todos se arrodillaban cuando él pasaba. Creían que nadie podía mirarlos a los ojos ni tocar su cuerpo. También pensaban que el faraón tenía poderes mágicos y era capaz de realizar grandes hazañas, como provocar la inundación del Nilo. Cuando un faraón muria, su hijo le sucedía en el trono y se formaba una dinastía. En la historia de Egipto hubo 31 dinastías, desde el Reino Antiguo (con el rey Menes, desde 3.100) hasta el siglo IV, cuando comenzó el dominio grecorromano.
Cultura en el Antiguo Egipto
La cultura era bastante rica e inseparable de sus modelos religiosos y políticos. Se puede citar como ejemplo de la cultura del Antiguo Egipto el proceso de momificación, en el que el cuerpo de una persona muerta (ya fuera un faraón, miembro de la familia real o de una alta categoría social) era preparado mediante un complejo ritual. La preparación del cuerpo para el entierro implicaba extraer sus órganos, secar la piel y envolverla en tiras de lino. Al final del proceso, el cuerpo pasaba a ser conocido como la momia del faraón.
Otro punto destacado de la cultura es la literatura, desarrollada a partir de las habilidades de los escribas con la escritura jeroglífica. Su función no era literaria sino administrativa y contable para ayudar al gobierno del reino. Las funciones literarias e históricas fueron adquiridas con el tiempo y encontradas intactas en tumbas y edificios descubiertos por la arqueología.
El impacto de Egipto en otras culturas es innegable. Hay pruebas de conexiones comerciales que se extendían hasta el este del Valle del Indo antes del Período Predinástico. La civilización del Valle del Indo existió en la Edad del Bronce, en las regiones del noroeste del sur de Asia, entre el 3.300 a.C. y el 1.300 a.C. Su apogeo se produjo entre el 2.600 a.C. y el 1.900 a.C. Estas rutas comerciales pasaban por el Cercano Oriente y dieron lugar al intercambio cultural entre las civilizaciones de Mesopotamia y Egipto. Esto trajo vínculos aún más activos con Asia occidental, incluidas fuertes relaciones comerciales y diplomáticas, así como un intercambio cultural mutuo con los asirios y los hititas. Egipto también proporcionó algunos de los cimientos de las culturas del Egeo, Grecia y Roma y, a través de ellas, influyó en muchos aspectos de la tradición occidental.
Economía egipcia
La economía se basaba principalmente en la agricultura de cereales, lino, hortalizas y papiro. La cría de ganado vacuno y equino se desarrolló con diversos fines: alimentación, cuero para la elaboración de diversos productos, medios de transporte y tracción animal para la agricultura. Además, era común la domesticación de diversos animales, como hienas, antílopes, pelícanos y gatos, estos últimos con un lugar destacado en la cultura egipcia, e incluso eran momificados.
El historiador griego Heródoto dijo: Egipto es el regalo del Nilo. Esto muestra la importancia del cuerpo de agua para la estructuración de esta sociedad. El río Nilo fue el responsable de mover la economía. Después de las inundaciones, cuando la tierra era fértil, se plantaban trigo, cebada, frutas, verduras, lino, papiro y algodón. El Nilo también se utilizaba para la pesca y para garantizar la unidad política de Egipto, ya que era una vía de comunicación entre ambos puntos del territorio.
Los campesinos entendieron los regímenes de inundaciones y caudales del río. Así, plantaban y cosechaban según la máxima fertilidad del suelo y la sequía del clima. Para aprovechar mejor el rendimiento de la tierra, desarrollaron sistemas de medición y conteo, teniendo en cuenta que los impuestos se pagaban según el tamaño de la superficie cultivada y, por tanto, necesitaban notas precisas sobre los importes cobrados.
La tierra pertenecía al faraón y los campesinos estaban obligados a donar parte de sus productos al Estado a cambio del derecho a cultivar la tierra. Sin embargo, la construcción de diques, embalses y canales de riego era tarea del Estado, que empleaba tanto mano de obra libre como esclava.
Religión en el Antiguo Egipto
La religión se caracterizaba por tres rasgos principales: politeísta, antropo zoomórfica y funeraria. Politeísmo significa que la gente creía en varios dioses, que tenían personalidades y funciones específicas. Durante ciertos períodos, existían dioses principales, como Amón-Ra en el Reino Nuevo, y la creencia en trinidades divinas, que trabajaban juntas, como la formada por Osiris, Isis y su hijo Horus.
El antropo zoomorfismo se refiere a la forma en que se representaban las deidades, retratadas en forma de hombre (del griego antropo) y animal (del griego zoo). Todas las deidades eran representadas con formas humanas y animales, generalmente con cuerpo humano y cabeza de animal. A menudo, en los famosos rituales de momificación y adoración de los muertos, los ciudadanos egipcios utilizaban máscaras de chacal para honrar a esta deidad. El objetivo de estos rituales era provocar una “buena muerte” al cadáver ya que querían longevidad y luchaban contra la finitud de la vida.
La característica funeraria hace referencia a la creencia en la vida después de la muerte, determinando la existencia de complejos rituales de entierro, que involucraban momificación, construcción de pirámides (típicas del Reino Antiguo) o tumbas subterráneas (típicas del Reino Nuevo). En medio de los procesos de embalsamamiento de las momias, los egipcios desarrollaron técnicas y conocimientos sobre el cuerpo humano y su anatomía. Muchos de estos métodos influyeron en el desarrollo de la medicina, la química, la física e incluso la farmacología.
Alma inmortal
Para los egipcios, la vida en la tierra era sólo un aspecto de un viaje eterno. El alma era inmortal y sólo habitaba un cuerpo en el plano físico por un corto período. Después de la muerte, la persona sería juzgada en el Salón de la Verdad. Si fuera justificada, iría a un paraíso eterno conocido como el Campo de Juncos, reflejo de la vida de la persona en la tierra. En el paraíso, viviría pacíficamente en compañía de sus seres queridos en la tierra, incluidas las mascotas, en el mismo barrio cerca del mismo río, bajo los mismos árboles en los que se creía perdida cuando murió. Sin embargo, la vida eterna sólo era posible para quienes vivían bien y según la voluntad de los dioses en el lugar más perfecto para lograr este objetivo: Egipto.
Los dioses
En el Período Predinástico (c. 6000 a.C. - c. 3150 a.C.), la cultura egipcia estaba definida por sus creencias en los dioses. Uno de los primeros mitos de la creación se refiere al dios Atum que apareció en medio del caos antes del comienzo de los tiempos y su palabra dio origen a la creación. Lo acompañaba la fuerza eterna de Heka (magia), personificada en el dios Heka y otras fuerzas espirituales que animaban el mundo. Heka era una fuerza primordial que infundía el universo y era la causa de que todo funcionara como lo hacía. También dio origen al valor central de la cultura egipcia: Ma'at, armonía y equilibrio.
Todos los dioses y sus responsabilidades se volvieron hacia Ma'at y Heka. El sol salía y se ponía y la luna recorría el cielo, y las estaciones iban y venían según el equilibrio y el orden posibles gracias a estos dos agentes. Ma'at también estaba personificada como una deidad, la diosa de la pluma de avestruz, a quien cada rey prometía todas sus habilidades y devoción. El rey fue asociado con el dios Horus en vida y Osiris en la muerte, basado en un mito que se convirtió en el más popular de la historia egipcia.
Osiris y su hermana y esposa, Isis, fueron los monarcas originales que gobernaron el mundo y dieron a la gente los dones de la civilización. Set, el hermano de Osiris, sintió celos de él y lo asesinó. Isis, sin embargo, lo devolvió a la vida y luego le dio un hijo, Horus. Sin embargo, Osiris estaba incompleto y descendió para gobernar el inframundo. Horus, de adulto, vengó a su padre y derrotó a Set. El mito representa cómo el orden triunfó sobre el caos y se convertiría en un motivo persistente en la religión, los rituales mortuorios, los textos religiosos y el arte egipcio. No hubo ningún período en el que los dioses no fueran una parte integral de la vida cotidiana de los egipcios, y esto se ve claramente desde la historia más temprana del país.
Viaje al más allá
Los antiguos egipcios creían que toda persona viva estaba formada por tres elementos esenciales: cuerpo, Ba y Ka. Sabían que algún día el cuerpo moriría, pero creían que las otras partes de una persona sobrevivirían. Ba era esencialmente la personalidad de una persona, todas las cosas que la hacían única. Ka, la fuerza vital, hizo posible la vida para el cuerpo y para Ba. La muerte ocurría cuando Ka se separaba del cuerpo. Para lograr una vida futura exitosa, Ba tenía que reunirse con su Ka.
Cuando esto sucedía, la persona podía vivir para siempre en la forma espiritual conocida como Akh, o “ser eficaz”. Para realizar la poderosa transición al más allá, el difunto tenía que emprender un viaje peligroso. El viaje era guiado por Anubis, el dios de los muertos con cabeza de chacal. La estatua de Anubis hacía guardia en la cámara funeraria de la tumba del rey. Entre las patas delanteras había un pequeño ladrillo de arcilla cruda, conocido como “ladrillo mágico”. Su inscripción decía:
“Yo soy quien ata la arena a la pared de la cámara escondida,
el combatiente activo que lo repele hacia las llamas del desierto.
Prendí fuego al desierto, desvié los caminos.
Soy el protector de Osiris"
Algunos piensan que este mensaje puede haber sido el origen de la “maldición de los faraones”, la idea de que perturbar las tumbas selladas de los antiguos faraones egipcios resultaría en una muerte prematura.
Oraciones e instrucciones
Generalmente se enterraba al difunto con un manual, una serie de rollos de papiro. Los eruditos llamaron a estos rollos el Libro de los Muertos. Estas oraciones e instrucciones ayudaban al difunto a superar las pruebas del inframundo. Aunque no se encontró un Libro de los Muertos en la tumba del rey Tutankamón, muchas oraciones e imágenes estaban representadas en amuletos e inscripciones en la tumba.
Viajando en barco con Anubis, el difunto viajaba a través de un mundo lleno de terribles bestias hasta llegar al Reino de Duat (Tierra de los Dioses). Había siete puertas, cada una de las cuales requería la recitación precisa de un hechizo mágico. Al tener éxito, el difunto llegaría al Salón de Osiris, donde se sometería a una prueba final.
Sus corazones estaban apesadumbrados por una pluma de Ma'at, la diosa de la verdad y la justicia. Los que pasaban se volvían uno con Osiris y alcanzaban la inmortalidad. Los que fracasaban eran devorados por una bestia llamada Ammit.
Los antiguos egipcios usaban amuletos, piezas de joyería que se suponía que protegían contra el mal. Se colocaron algunos amuletos a través de las capas de las envolturas de la momia para proteger cada parte del cuerpo. Se encontraron 143 pequeños amuletos en el embalaje del rey Tutankamón. Se colocaron otros amuletos por toda su tumba.
La “apertura de la boca”
Para que el alma de una persona sobreviviese en el más allá, necesitaría comida y agua. El ritual de abrir la boca se realizaba para que el difunto pudiera volver a comer y beber. Se creía que esta ceremonia era esencial para revivir el Ka (o fuerza vital) de una persona. Generalmente lo llevaba a cabo el hijo o heredero del rey muerto, en este caso Ay, que sucedió a Tutankamón. Para esta ceremonia, el rey momificado era colocado de pie y Ay le tocaba la boca, los ojos y la nariz con diversos instrumentos.
La ceremonia de apertura de la boca está representada en la pared norte de la cámara funeraria de la tumba de Tutankamón. El rey es representado como Osiris, pero su nombre está escrito en jeroglíficos sobre su cabeza.
En esta representación, Ay está vestida con un traje especial de sacerdote que incluye piel de leopardo. Él sostiene una herramienta llamada azuela. La mesa contiene más herramientas, la pata de un animal y cinco bebidas, posiblemente parte de la comida que el rey pudo disfrutar cuando terminó la ceremonia. Los estudiosos creen que después de esta ceremonia hubo una comida fúnebre, en la que participaron la familia y los amigos del rey. Los restos de lo que podría haber sido esta comida especial se encontraron enterrados en un pozo cerca de su tumba.
En el próximo post hablaremos de la historia del Antiguo Egipto.
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